Ateos con Belén

El comentario de Benedicto XVI, en su último libro, sobre la no historicidad de la presencia del buey y la mula en el portal de Belén ha suscitado una curiosa polémica, que ha ocupado portadas en los periódicos y llenado tertulias en radios y televisiones.

Sobraría precisar que el Papa no va más allá con su afirmación, y que, desde luego, no ‘prohíbe’ que se coloquen esas figuras en los nacimientos. Digo sobraría, porque no faltan quienes, de modo equivocado, han sacado tal conclusión.

Pero lo que más me ha conmovido, de esta amable polémica, es comprobar cómo buen número de personas conocidas, incluidos no pocos periodistas, que admiten no comulgar con las creencias de la Iglesia, y, más aún, se declaran agnósticos y aun ateos, han ‘protestado’ por el comentario de Benedicto XVI sobre el buey y la mula. Algunos de ellos/as son colegas y aun amigos míos.

A no pocos les he escuchado manifestar, incluso públicamente, que ellos se van a ‘resistir’ a las indicaciones del Papa en este terreno, y van a seguir poniendo en sus belenes, por supuesto, la mula y el buey. Un acto de ‘rebeldía’ justificado en las tradiciones familiares que “siempre” han vivido en sus casas.

Lo que me conmueve es precisamente que esas gentes, todos ellos por cierto buenas personas, siguen poniendo el nacimiento cada Navidad.

Son ateos (agnósticos) con Belén, y me alegro por ellos. Primero, porque refleja el entrañable recuerdo de lo que vivieron en la infancia. Y, segundo, porque no quieren privar de tales vivencias a sus hijos, y hasta nietos. Les alabo el gusto, sin duda. Fueron y son momentos únicos.

editor@elconfidencialdigital.com

Twitter: @JoseApezarena

 
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