José Apezarena

Cafres

Los graves incidentes del domingo en las inmediaciones del Vicente Calderón, entre grupos extremistas vinculados al Atlético de Madrid y al Deportivo de la Coruña, que se saldaron con una persona muerta, han desatado una especie de catarsis en los ámbitos futbolísticos, en los clubs y en las aficiones, incluyendo críticas serias a la actitud de la Federación que preside Ángel María Villar.

Lo sucedido se ha producido dentro del fútbol, pero su origen no es exactamente una cuestión deportiva ni tiene que ver realmente con el fútbol. Este deporte es la excusa, el escenario, pero no la causa ni el trasfondo.

Dicho rápidamente, el problema no es el fútbol, aunque se desarrolle en ese entorno. Se trata de una cuestión de grupos radicales, de extremistas políticos, que se aprovechan de las facilidades que proporciona este deporte para actuar y movilizarse.

El caso paradigmático se dio con un conocido líder de los Ultrasur, el grupo radical, de extrema derecha vinculado al Real Madrid. Ese personaje reconoció que pertenecía a una organización pro nazi, cuyos integrantes se habían ‘repartido’ los equipos de fútbol y, por así decirlo, a él le había ‘tocado’ el club blanco. Confesó que él, que encabezaba a los Ultrasur, en realidad era hincha del Atlético de Madrid.

Alrededor de las aficiones de algunos equipos se han congregado una colección de cafres, de extrema derecha y de extrema izquierda, que se movilizan y activan aprovechando los partidos, y que organizan enfrentamientos violentos con grupos de signo contrario. Que es lo que se escenificó el domingo en Madrid.

Por lo visto, los contendientes llevaban semanas en contacto, montando una quedada, una cita para la batalla campal que finalmente se desarrolló en las cercanías del estadio Vicente Calderón. Quedaron para pegarse. Incluido entre ellos, por supuesto, el coruñés que perdió la vida tras ser arrojado al Manzanares.

Desde luego que habría que hablar de las complicidades de determinados presidentes, del respaldo de algunos directivos, de ciertos entrenadores y hasta jugadores que se comportan complacientes con los grupos violentos… pero el trasfondo verdadero está en esos personajes radicalizados políticamente que se aprovechan del futbol para practicar la violencia. Incluso violencia extrema.

En fin, que se trata de cafres disfrazados de hinchas de equipo de fútbol.

Son del tipo de los que, cuando hay convocada una marcha de la dignidad o un rodea el congreso, se congregan allí para montar la algarada, es decir, quemar contenedores, destrozar mobiliario urbano y enfrentarse violentamente con la policía.

 

Cafres.

editor@elconfidencialdigital.com

Twitter: @JoseApezarena

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