José Apezarena

Cartagena, el cuarto poder y Radio Marca

Participé ayer en Cartagena, organizada por la Universidad Politécnica, en una mesa redonda sobre “Los medios de comunicación como garantía democrática”. Forma parte de un interesante ciclo, compuesto por una docena de eventos, bajo el título “Nuestra realidad social”.

Traté de explicar que, a la famosa teoría de los tres poderes, Legislativo, Ejecutivo y Judicial, concebido como un sistema de garantías democráticas en los que esas instancias se contrapesan, se ha sumado, ya irremediablemente, la aceptación de un cuarto poder que es la prensa en general, los medios de comunicación.

Cuando el francés Alexis Tocqueville visitó Estados Unidos, en pleno siglo XIX, se asombró del poder e influencia que tenían allí los medios, los periódicos, y lo reflejó en su libro “La democracia en América”. Estaba naciendo con toda su fuerza  el “cuarto poder”.

Actualmente, la doctrina política ha consagrado de forma definitiva la existencia de ese cuarto poder, los medios de comunicación, imprescindibles para que la democracia sea una realidad. Aunque, más que un poder propiamente, en realidad son, somos, los vigilantes del poder, los encargados de controlar que los otros tres cumplen su papel.

No solamente actúan mediante la vigilancia, por la vía de la denuncia y del miedo. Hay un papel anterior y más de fondo. Decían los antiguos: "Nada se quiere si no se conoce". Para elegir, hay que saber y conocer. La libertad, para ser real, necesita información. Sin información no existe realmente libertad de decisión.

Por tanto, el principal servicio de los medios, como garantía de la democracia, es mantener a los ciudadanos al tanto de lo que ocurre, para que después ellos adopten las decisiones que consideren convenientes. El silencio, la ocultación, la desinformación impiden la verdadera democracia.

Tan imprescindible es la información como pilar de la democracia, que en nuestro país el Tribunal Constitucional, cuando se han producido choques entre derechos básicos enfrentados (a la imagen, al honor, a la privacidad…) en muchas ocasiones ha dictaminado que prevalece el derecho a la información, por la importancia que representa para la democracia.

Aunque podríamos hablar de un, por así decirlo, “quinto poder”, que en realidad es el primero y básico: el público. Por ello, a la obligada pregunta ¿quién vigila al vigilante, o sea, quién vigila a la prensa?, la respuesta es: el público, los usuarios, los ciudadanos.

Por eso, cuando se escuchan quejas contra determinadas prácticas de los medios, y por ejemplo contra los contenidos de algunas televisiones, las críticas habría que trasladarlas a los ciudadanos que les dan audiencia, y por tanto apoyo económico mediante la publicidad.

 

Suele decirse que los países tienen los políticos que se merecen. De manera semejante, podría afirmarse que las naciones gozan de los medios de comunicación que se merecen.

Hablé también, por supuesto, de la llegada de Internet, que aporta muchas más posibilidades informativas, y en general mayor distancia de los poderes políticos y económicos. Con un añadido clave: la fácil participación de los ciudadanos, que pueden interactuar sobre la marcha, opinar, valorar, premiar y castigar. Por eso, ellos decidirán en quién confiar, quién influye, y en definitiva quién sobrevive y quién no.

En ese dirección, se viene produciendo un cambio en el panorama de los medios. Un caso bien cercano, en España: por vez primera, un gran asunto informativo trascendente no está en medios de papel, sino en una televisión y un periódico de Internet. Me refiero a “los papeles de Panamá”.

Si los medios son imprescindibles para que haya libertad, cada vez que alguno cierra, desaparece, se produce una merma, una quita en ese gran derecho. Salimos perdiendo todos.

A lo largo de mi trayectoria profesional, he prestado servicio en unos cuantos medios que ya no existen. El diario La Voz de Castilla, de Burgos, el diario Ya, Antena 3 de Radio, Punto Radio, el periódico La Gaceta de los Negocios… Cada supresión constituyó un daño a pluralidad de la información y por tanto a la democracia.

Ahora, y con eso voy al título del artículo, está en peligro Radio Marca. Personajes como Casillas, Vicente del Bosque y otros muchos se están pronunciando en defensa de su continuidad. Sumo mi voz a la de todos ellos.

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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