José Apezarena

Comunistas devorados por sus cachorros

Izquierda Unida es, como resulta bien sabido, la enésima reencarnación del viejo Partido Comunista de España, que, en la búsqueda del definitivo hueco político en este país, ha ido asumiendo a lo largo de los años distintas pieles, unas veces con socios, otras en solitario, aunque ya escondiendo el nombre histórico.

No son pocos lo que estos días entonan el réquiem por Izquierda Unida, vistos los pésimos resultados en las elecciones locales, pero sobre todo las divisiones, escisiones, fugas y peleas internas que les acosan.

Los resultados de los comicios municipales y autonómicos, tan poco favorables para IU concretamente, sin embargo representan de alguna manera un éxito de Izquierda Unida. O más bien de esos viejos comunistas camuflados bajo sus siglas. ¿Por qué? Porque IU ha sido la escuela, la academia y la universidad de buena parte de los nuevo líderes ahora de moda.

De Izquierda Unida y sus alrededores han surgido buen numero de los dirigentes que han convulsionado el panorama político español.

Por citar solo los más conocidos, desde IU partieron Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero, Tania Sánchez, Íñigo Errejón, la andaluza Teresa Rodríguez y hasta Mónica Oltra, la valenciana de Compromís. Y, por cierto, han demostrado ser buenos discípulos.

Con ese rosario de fugas, la coalición de izquierdas se ha ido desangrando, incapaz de retener a unos jóvenes políticos que no encontraban acomodo dentro, producto de una ideología que se ha quedado antigua, pero sobre todo por una estructura y unas ortodoxias tan rígidas que se les antojaban irrespirables.

Y así, los viejos comunistas que lucharon contra el franquismo, los que se acomodaron a la democracia y trabajaron en la transición, hoy se ven devorados por sus propios cachorros.

Dicen ahora que la única posibilidad de supervivencia para Izquierda Unida, o lo que queda de ella, es la integración en la emergente Podemos. Vieja es la historia, en España y fuera de España, de grupos de comunistas que lograron infiltrarse en organizaciones ajenas hasta hacerse con ellas y convertirlas en su propio instrumento.

Podría pensarse que algo parecido sería factible con Podemos. La diferencia es que los que ahora capitanean ese nuevo partido proceden precisamente de sus filas. Y, por tanto, se conocen todas las historias. Por eso, resultará complicado robarles la cartera a los Pablo Iglesias, Errejón, Rodríguez y compañía, que, desde luego, no están por la labor.

 

editor@elconfidencialdigital.com

Twitter: @JoseApezarena

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