La España que quiere Podemos
Para nadie es un secreto que los principales líderes de Podemos proceden del Partido Comunista de España.
Pablo Iglesias se afilió, con sólo 14 años, a las Juventudes Comunistas de España. Juan Carlos Monedero, asesor de Gaspar Llamazares cuando era coordinador de Izquierda Unida, tiene la misma procedencia ideológica. Se le atribuye la frase "quien no es comunista es que es mala gente".
Que se sepa, ninguno de los dos ha renegado de sus orígenes ideológicos. Así que es lógico deducir que el modelo de sociedad que propugnan a través de Podemos es la sociedad comunista.
El problema está en que ese objetivo no es solo una hipótesis teórica o un experimento académico, sino que ya ha sido puesto en práctica. Con las consecuencias de todos conocidas.
Con matices distintos, por supuesto, el comunismo se ha aplicado en la Rusia Soviética, en la aislada Albania, en la maoísta y actual China, en la extraña Corea del Norte, en la castrista Cuba... y los resultados están ahí. Así que no hablamos de posibilidades, sino de realidades muy reales, valga la redundancia.
Conozco, por supuesto, la respuesta del manual: que lo que se ha aplicado hasta ahora, en esos y otros países, en realidad no es el verdadero comunismo, sino tergiversaciones y hasta engaños y fraudes disimulados en esa ideología. Vale. Pero se me aceptara el recurso al precedente, sobre todo sucede una y otra vez. Todos esos experimentos han acabado en catástrofe. Y si no, que se lo pregunten a las respectivas poblaciones.
Los líderes de Podemos argumentarán, imagino, que no tienen intención de repetir en España lo ocurrido en Cuba, China o Corea del Norte, sino todo lo contrario. Pero es que ni un solo caso de comunismo instalado como forma de gobierno ha terminado bien. Y cuando un experimento sale mal siempre que se ejecuta, a lo mejor hay que plantearse si compensa volver a intentarlo. Mucho más cuando las consecuencias han sido tan terribles a lo largo de la historia.
En mi opinión, los precedentes resultan tan excesivamente clamorosos como para desear que en España se intente otra vez.
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