Juego de patriotas
Las penalidades por las que transita la economía española, con el fantasma de una intervención acechando, han vuelto a plantear la opción de que los dos grandes partidos articulen un frente unido para salir de la crisis.
Desde luego, un gran acuerdo de fondo entre el Gobierno y el PSOE en esa dirección lanzaría a Bruselas y a los mercados el mensaje de que en España hay voluntad firme de afrontar y vencer sus problemas.
En mi opinión, y dadas las estrecheces que nos agobian y el grave riesgo que corremos, la imagen de los dos principales líderes caminando al unísono contra la crisis puede resultar muy conveniente.
Hasta ahora, el presidente Mariano Rajoy no parece dispuesto a asumir un proceso semejante, que, por otro lado, le sería muy sencillo articular, por el sistema de citar en La Moncloa a su rival y dar posteriormente una rueda de prensa conjunta lo más solemne posible.
En ausencia del Gobierno, pienso que Alfredo Pérez Rubalcaba tiene al alcance de la mano su oportunidad: ser él quien lanza públicamente la oferta del gran consenso. Tendría que hacerlo de forma rotunda y clara, con la máxima publicidad.
Si lo hace, no tiene mucho que perder. Porque, si Rajoy no acepta el ofrecimiento, el presidente quedará en evidencia ante los españoles.
Y, si acepta, y al final la economía se arregla, el líder socialista podrá apuntarse él también, y no sólo Mariano Rajoy, parte del mérito de haber sacado al país del atolladero.
El problema es que tampoco al secretario general del PSOE se le ve con ganas de dar el primer paso. De hecho, no lo ha dado. Se escuda para ello en un formalismo: que quien tendría que tomar la iniciativa es el Gobierno.
Quizá no se dan cuenta de que en todo este asunto, por lo que afecta al Gobierno y a la oposición, estamos hablando, no de partidismos egoístas y mediocres, sino de patriotismo. Y de patriotas.
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