José Apezarena

Un Partido Popular en agonía

La situación dentro del Partido Popular no puede ser más desastrada. A la tan dolorosa derrota sufrida en las elecciones de diciembre, a donde llegaron con mayoría absoluta y de las que han salido con solo 122 diputados, se suma el calvario de la corrupción. Y a ello, como consecuencia, un evidente problema de liderazgo.

La operación Taula en tierras valencianas, que apunta al corazón del partido en aquella región, la reapertura del sumario por la destrucción de ordenadores en Génova, la nueva investigación a Rodrigo Rato, la sentencia del Supremo sobre devolución del dinero invertido en la salida a bolsa de Bankia... constituyen nuevas calamidades.

El problema es que van a seguir saltando escándalos aquí y allá. Y se van a ver involucradas figuras del partido hasta ahora emblemáticas. A lo que se añadirán, en su día, los juicios y las condenas. El panorama no puede ser más desolador. Y los esfuerzos de la dirección nacional por desmarcarse de esta marea están resultando estériles.

Con tal situación, cada día parece más impensable la opción de que nadie negocie con el PP un pacto de Gobierno. Así pues, a Mariano Rajoy le va a resultar imposible repetir como presidente. Minuto a minuto, cada vez se ve más claro que Pedro Sánchez logrará formar Gobierno. De una forma o de otra.

Previsiblemente, el PP se quedará fuera del poder. Y, en principio, para cuatro largos años como mínimo.

En esta nueva situación, ¿será Mariano Rajoy el líder de la oposición todo ese tiempo? ¿A más corto plazo, se volverá a postular como presidente en el congreso nacional próximo? Difícil parece. Por él mismo, y también por el resto de dirigentes y militantes.

Personas que le conocen de cerca afirman que Mariano Rajoy tenía diseñada una retirada algo más brillante que lo que ahora le aguarda. Dando por descontado que creía que volvería a gobernar, su idea era mantenerse en La Moncloa por dos años y después, ya en la mitad de legislatura, dar paso a un nuevo presidente/a y sucesor/a, que sería quien encabezaría la lista en las generales de 2019.

No va a poder cumplir ese programa. Le espera el congreso de antes del verano y, como decimos, el anuncio de retirada. En el partido dan por supuesto que Rajoy no recurrirá al dedazo, es decir, no 'nombrará' sucesor, sino que dejará que sean los delegados quienes voten libremente el nuevo líder.

Y así, en este panorama agónico, el partido tendrá que apostar por una nueva dirección. Un equipo distinto, que visualice un absoluto desmarque respecto a la actual etapa, y que se apreste a sintonizar con esa nueva sociedad que reflejan los resultados de las últimas generales. Con esos españoles que no saben nada de la transición y que se han desmarcado tan drásticamente de los partidos tradicionales, cuyo futuro mismo ha sido puesto en cuestión.

 

El desafío no es pequeño. En los cuatro años hasta las siguientes elecciones se juegan algo más que el Gobierno: se juegan la misma supervivencia del partido.

editor@elconfidencialdigital.com

Twitter: @JoseApezarena


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