José Apezarena

Rectificando, rectificando, rectificando

Me acordaba, para el título, de una vieja canción española titulada "Comunicando, comunicando, comunicando". Algunos la recordarán. En este caso va de rectificaciones. Y de Manuela Carmena.

Si el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, batió records de rectificaciones, cambios e incumplimientos del programa electoral, la nueva alcaldesa de Madrid va camino de superarle ampliamente. Y en mucho menos tiempo.

Manuela Carmena apenas ha tomado medidas de gobierno de fondo, pero lo que sí ha hecho es desdecirse y corregirse una vez tras otra.

Algunas de las cosas que no va a aplicar formaban parte del programa electoral, como por ejemplo la creación de un banco público, al que ya ha renunciado. Y eso que lo justificó diciendo que sería el instrumento para financiar "proyectos sociales y de empresas que fomenten la economía productiva". Pues, de lo dicho, nada.

También manejó durante la campaña el mensaje de que aplicaría una renegociación de la deuda del Ayuntamiento. A los pocos días de la investidura se corrigió, y anunció que Madrid pagará religiosamente.

Cuando se le empezaron a echar en cara incumplimientos tan flagrantes, pretendió salir del atolladero diciendo que aquellos anuncios de la campaña no eran promesas electorales: eran "un conjunto de sugerencias". Sugerencias.

No contenta con tal matización, reconoció que, siendo candidata a la Alcaldía, ella había insistido mucho en hablar "de los grandes objetivos" (o sea, lo que los mortales normales califican de programa electoral), para añadir: "Después habrá medidas que se llevarán a cabo o no". Vale. ¿Y cómo se lo explicará a los madrileños que le votaron por sus promesas?

Al despeñadero de rectificaciones hay que añadir el retorno de las competencias de Turismo a la cartera de Cultura (en lugar de la de Equidad), su declaración corregida de que los colegios han de ser limpiados por las madres de los alumnos, y últimamente la negativa de que el Ayuntamiento pretenda imponer una tasa turística, o que piense cobrar a los bancos por los cajeros automáticos. De lo anunciado, tampoco nada.

Y la último, por ahora, es el rocambole con el famoso portal "Versión original", que estrenó para criticar, con nombres y apellidos, a los medios de comunicación. Manuela Carmena difundió por la mañana, un comunicado, pactado con el PSOE, anunciando "modificaciones" en la web. Primera rectificación. Y a mediodía se corrigió a sí misma (y de paso dejó en ridículo a su socio Antonio Miguel Carmona) escribiendo en Twitter que la página "no cambia". Rectificación de la rectificación.

 

Visto lo visto, no parece peregrino preguntar: ¿toma ella las decisiones, o las adoptan otros por ella? En este segundo supuesto, ¿acaso no le consultan ni le cuentan nada? Porque el Ayuntamiento anda a la buena de Dios, con concejales formulando declaraciones, y con la portavoz, la famosa Rita Maestre, que no se sabe de quién porta la voz, si de la alcaldesa, de la corporación, de Podemos, o solo de ella misma.

En fin, que se aclare la señora alcaldesa. Y, mientras, casi mejor que en lo posible se mantenga en silencio. Por ella, por supuesto, por su buena imagen y credibilidad. Pero también para no despistar más a los madrileños y a los españoles.

editor@elconfidencialdigital.com

Twitter: @JoseApezarena

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