José Apezarena

Soldado cristiano, soldado musulmán

Ha provocado alguna polémica la noticia que ECD publicó el martes a propósito de los consejos de un imán a soldados españoles musulmanes en relación con su participación en acciones militares en países como Líbano, Afganistán y Bosnia.

La información incluía el vídeo con las palabras pronunciadas por el imán de Fuenlabrada, Mohamed Saiz Alilech, y recogía en el apartado de opiniones un interesante debate sobre la actitud de los musulmanes que son miembros del Ejército español.

De un lado, la versión de que los soldados españoles de religión musulmana no pueden ni deben realizar su trabajo, o sea combatir, cuando enfrente, en el otro bando, hay personas de esa misma religión. El consejo era acogerse a la objeción de conciencia para no participar en tales misiones. Al menos es lo que se entendía, de la recomendación del imán.

Por el otro lado, la respuesta de que un militar no se encuentra en condiciones de 'escoger' contra quién ha de luchar, sino que está obligado a obedecer. En concreto, debe defender a su país cualesquiera que sean las creencias del posible enemigo.

Como trasfondo, el problema del islamismo y su pretensión de marcar absolutamente todos los aspectos de la vida en sociedad, incluido el poder político, al estilo de lo que intentan aplicar en países como Iraq, donde reina algo muy parecido a una dictadura religiosa.

La contrafigura del soldado musulmán, que, a pesar de los juramentos a la bandera y a la patria, podría sentirse libre de combatir a sus 'hermanos' por el hecho de compartir religión, es el que podríamos llamar el "soldado cristiano", que no se fijaría en las creencias de quienes representen una amenaza para su patria.

¿Alguien imagina, por ejemplo, que en la Guerra de la Independencia los militares españoles se negaran a combatir a los franceses, ante la realidad de que ambos bandos eran básicamente cristianos? ¿O que, en las naciones invadidas por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, el argumento religioso bloqueara a sus ejércitos y estos se mantuvieran impasibles por el hecho de compartir orígenes cristianos?

Pero vamos a un caso más concreto, cercano y real: el contingente español desplegado en el Líbano, como fuerza de interposición de Naciones Unidas entre Israel y Hamas. Centrándonos en un soldado musulmán allí destacado: si se produjera un ataque desde la parte de Hamas, ¿tendría que abstenerse de intervenir (incluso de defender a su unidad o el acuartelamiento), puesto que se trata de personas de su misma fe? Y, al contrario, ¿sí podría hacer uso de las armas en el supuesto de que los agresores fueran israelíes?

Algo no encaja muy bien en todo esto, creo.

 

editor@elconfidencialdigital.com

Twitter: @JoseApezarena

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