¿Tener paciencia con Mariano Rajoy?
Mariano Rajoy ha comparecido a los dos días de la tremebunda rueda de prensa tras el consejo de ministros del viernes, en el que se desvelaron las negativas cifras económicas que esperan al país de aquí a 2016 en crecimiento, en paro, en deuda pública...
En esa comparecencia hubo incluso algún intento de engañar al personal. Como por ejemplo cuando se afirmó que el IRPF seguía igual, que no había cambios, cuando la realidad es que el Gobierno ha incumplido la promesa de limitar la subida hasta 2013 y ha prorrogado el aumento para 2014.
Y Mariano Rajoy seguía sin aparecer en público. No lo hizo cuando, el jueves, se conoció el dato de paro, que supera ampliamente la mítica cifra de los seis millones de desempleados. Y no apareció ese viernes del jarro de agua fría.
Ojo, por cierto, a las llamativas declaraciones del portavoz parlamentario del PP, Alfonso Alonso, el mismo viernes, instando a los responsables políticos a “dar la cara, estar con la gente, hablar y mirarles a los ojos”, pero mucho más cuando tardan en llegar los resultados de “las medidas difíciles” que acarrea la crisis. Parecía un ‘recadito’ con destinatario prefijado.
Tal vez se dio por aludido el presidente del Gobierno, quien por fin el domingo habló. Lo hizo con ocasión de una estancia en Granada acompañando al primer ministro irlandés. Y, en resumen, lo que planteó fue pedir a los españoles que tengan paciencia.
Hasta ahora, los ciudadanos de este país han más que demostrado una paciencia digna del mismísimo santo Job. Aquí, gracias a Dios, no hemos visto tiroteos como el protagonizado en Italia por un parado.
El problema para Mariano Rajoy no es cuánto van a aguantar los españoles la actual situación económica y las consecuencias de las medidas que va adoptando el Gobierno. Su problema es si van a tener paciencia con él.
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