José Apezarena

Lo que a mí me ha dicho el rey

Uno de los grandes disgustos de Juan Carlos I, siendo rey, se produjo con ocasión de una audiencia institucional en La Zarzuela, por la indiscreción posterior del visitante.

Fue en diciembre de 2003, cuando el nuevo presidente del Parlamento Catalán, el republicano e independentista Ernest Benach, visitó al monarca para comunicar el nombramiento de Pasqual Maragall como presidente de la Generalitat. A la salida, no tuvo reparos en revelar algunos contenidos de la conversación, y repitió una frase que le había dicho el rey: "Hablando se entiende la gente".

Ese comentario, aparentemente de cortesía, fue interpretado en algunos ambientes políticos como una especie de cesión, complacencia o connivencia, de Juan Carlos I con el independentismo catalán, lo cual le mereció durísimas críticas.

Ya he escrito en otras ocasiones que las audiencias y conversaciones con el monarca no son para publicar, sino que han de mantenerse en un ambiente de reserva. No solamente por respeto a su figura, sino también para darle libertad, para que pueda manifestar su opinión y expresarse llanamente, sin temor a que sus palabras acaben en las portadas de los periódicos, como sucedió con Benach. E incluso parece conveniente que tampoco se revele qué materias se han traslado al rey durante la conversación.

Pues ha vuelto a ocurrir. No pocos de los invitados a La Zarzuela con ocasión de las consultas previas a la investidura han incurrido en la indiscreción de manifestar aspectos y detalles de la entrevista con Felipe VI. No se sabe si por inconsciencia, por darse importancia, o incluso, en algún caso, por fastidiar.

Para empezar, son varios los que han comentado que las entrevistas han discurrido, en general, en un ambiente "más relajado" y con "más sonrisas". 

La diputada canaria Ana Oramas ha contado que al rey le resultaba "indiferente" si la votación definitiva para la investidura era el sábado o el domingo, y que no había puesto ninguna condición ni hecho ninguna petición a Ana Pastor en ese sentido.

El catalán Francesc Homs se atrevió a "advertir" al rey de que, "ante este Gobierno de confrontación, que sepan que ante cada agresión vamos a dar una respuesta, serena, democrática, pero contundente". Y de que en Cataluña llevarán sus compromisos soberanistas "hasta el final", "peti qui peti", es decir, "caiga quien caiga".

Xavier Domenech, de En Comun Podem, ha desvelado que había abordado con el rey asuntos como la reforma constitucional, el debate de procesos constituyentes y la construcción de un nuevo espacio en Cataluña. Añadió que había hablado al Rey "de la necesidad de la abertura de un diálogo. Es un tema que le preocupa, como a mí".

 

Alberto Garzón ha revelado que había trasladado "al ciudadano Felipe de Borbón" (una expresión bastante poco original, por cierto) su lectura de que la decisión del Comité Federal del PSOE de abstenerse en una segunda sesión era un "fraude" y una "traición histórica" a los españoles y, en concreto, a los votantes de izquierdas, que ha convertido en "papel mojado" todo el ideario socialista.

Más hablador se ha mostrado Joan Baldoví, portavoz de Compromis, que ha contado que Felipe VI se había mostrado partidario de "desdramatizar" asuntos como la reforma constitucional. Y que, respecto al problema entre el Gobierno central y el de Cataluña, el jefe del Estado había apostado por el "diálogo" entre partidos para poder abordarlo "con normalidad"

En mi opinión, demasiada indiscreción, demasiada verborrea. Quizá por un deseo oculto de soltar a los cuatro vientos "lo que a mí ha dicho el rey".

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena



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