José Apezarena

Mi papeleta, mi urna y mi ‘colegio electoral’

El colmo de las incongruencias que están rodeando el convocado referéndum de ruptura de Cataluña con España, fijado para el uno de octubre, es la última consigna enviada a sus ciudadanos desde la Generalitat: que se fabriquen ellos mismos las papeletas.

El mensaje es el reconocimiento más claro de los insolubles problemas que encuentra para imprimir y distribuir los boletines de votación.

Tal procedimiento, caso de que se aplicará, va contra las más sencillas y elementales garantías en un procedimiento electoral.

Pero a lo mejor se convierte en el gran ‘descubrimiento’ desde el punto de vista de los promotores del procés.

Siguiendo esa misma idea, y mirando también a los inconvenientes que encuentran para contar con urnas, pueden solicitar a los ciudadanos que, lo mismo que la papeleta, cada uno se procure o se fabrique la urna en la que depositar el voto.

Y, yendo un poco más allá, vistos los obstáculos para habilitar edificios y locales, se podría indicar a los posibles participantes que habilitaran sus propias casas, sus oficinas, sus locales comerciales, como colegios electorales improvisados.

Por cierto, no es pequeña osadía la última ocurrencia que manejan los rupturista. Lo contó El Confidencial Digital. La Generalitat, que reconoce estar estudiando locales “alternativos” donde desarrollar la votación, no excluye colocar las urnas en las sedes de los partidos, es decir, en locales de PdeCat, ERC y CUP.

En Madrid, el Gobierno tiene conocimiento de esa posibilidad, el as en la manga de los independentistas, y ya tiene diseñado cómo responder: tramitando una orden judicial que obligue a los mossos a entrar en esos locales para retirar las cajas de votación.

El procedimiento puede llevar un poco de tiempo, mientras se cumplimentan los trámites, y en ese caso los secesionistas tendrían dos fotografías para intentar exhibir: una primera con colas de votantes ante las sedes, y una segunda de los agentes desmontando todo el aparato organizativo.

 

Parece evidente que los promotores del referéndum sacarán algo el uno de octubre. Por lo menos esas imágenes u otras parecidas. Pero no tendrán lo importante: la consulta no se celebrará. Y ese fracaso sí que resulta decisivo.

Con un añadido más. Los avatares, estridencias y despropósitos de estos días van a convertirse muy posiblemente en un ‘vacuna’ frente a la posibilidad, más o menos futura, de que un día se celebre realmente un referéndum en Cataluña. Algo parecido a lo que ocurrió con la mascarada del 23-F, que vacunó a los militares definitivamente contra cualquier idea de golpismo.

Dice el refrán que no hay mal que por bien no venga. Eso dice.

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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