José Apezarena

La precariedad de Susana Díaz

Ya se sabe que las encuestas sirven, como mucho, sólo hasta el día de las elecciones, y que con ellas hemos sufridos sonoros batacazos. El más reciente, los pronósticos negativos que, para las europeas, todas lanzaron respecto a Podemos, frente al millón doscientos mil votos cosechados y los cinco escaños alcanzados en el Parlamento de Estrasburgo.

La encuesta del CIS divulgada ayer sitúa el escenario andaluz en un auténtico laberinto, puesto que, de entrada, nadie podrá gobernar en solitario. Si el objetivo de la presidenta, al adelantar los comicios, era la estabilidad política por la vía de conseguir una mayoría absoluta, los datos ahora conocidos no marchan en esa dirección.

Y si se propuso librarse del dogal de Izquierda Unida, que le sostenía parlamentariamente pero al mismo tiempo le ahogaba, ahora no tendrá otra que buscarse un nuevo socio.

Los datos del CIS dejan, pues, a Susana Díaz en situación precaria. Primeramente, porque ella 'necesita' un buen resultado. Precisa de esa mayoría absoluta, para atreverse al siguiente paso que tiene diseñado: postularse para dirigir el PSOE a nivel nacional y ser candidata a la presidencia del Gobierno.

En segundo lugar porque, una vez conocidos los resultados del 22 de marzo, deberá ponerse a negociar esa mayoría de gobierno que no tiene. Y las alternativas son diabólicas. La faltarían once escaños, que solamente lograría recurriendo a Podemos o al PP.

La opción de Podemos parece imposible, porque Susana Díaz ha mostrado una cerrada oposición al nuevo partido, que además considera su principal enemigo. Y la otra, el Partido Popular, resultaría difícil de explicar.

Así que todo apunta a un gobierno en minoría, con apoyos parlamentarios en función de cada propuesta concreta. Algo así como la 'geometría variable' que inventó el inolvidado e inolvidable Zapatero.

Si al final fuera el PP quien, en la sombra por supuesto, sostuviera a Susana Díaz, de hecho se estaría ensayando un escenario posible para las elecciones generales, de alianza de socialistas y populares frente a Podemos, una hipótesis con la que tanto se ha especulado.

Pero todo esto que acabamos de comentar plantea un requisito de fondo: que el resultado de las andaluzas coincida con lo pronosticado por el CIS. Lo cual, por lo visto, no está nada claro.

 

Y, entonces, si ocurriera otra cosa, es decir que las urnas contradijeran a las encuestas ahora conocidas, me atrevo a lanzar una insidiosa pregunta: si los sondeos del CIS no se cumplen, ¿para qué hacerlos? Y, dando un paso aún, apunto otra: si ello es así, ¿para qué queremos el Centro de Investigaciones Sociológicas?

editor@elconfidencialdigital.com

Twitter: @JoseApezarena

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