Una reina que habla inglés

La reina Letizia presidió el lunes, en Viena, la inauguración de una magna exposición sobre Velázquez. Allí pronunció el discurso inaugural... en inglés.

El Confidencial Digital ofreció ayer las imágenes y el sonido de esta intervención de doña Letizia, y la noticia mereció una elevado seguimiento por parte de nuestros lectores. No solamente eso, sino que recibió un alto número de comentarios, en su mayor parte elogiosos.

Considero que es buena noticia que una persona del nivel de la reina se exprese en inglés con toda normalidad. Es bueno para su propia imagen, para la de la monarquía como tal, pero también para el conjunto del país. Y es que una parte de la dichosa marca España tiene que ver con circunstancias como esta que comentamos.

Ya sé, por supuesto, que la condición de anglo parlante no garantiza demasiado. No asegura que una persona reúna las cualidades precisas para el trabajo, desempeño o cometido que le corresponda. Pero, desde luego, tampoco es un demérito. Más bien al contrario.

En lo que se refiere a los reyes de España, a ellos les toca afrontar no pocos desafíos y han de hacer frente a trabajos y funciones muy variadas. Una, y no la menos importante, es la tarea de representación del país: la presencia en foros y ámbitos internacionales, en los que, como es bien conocido, se juegan a veces intereses nada desdeñables. Baste recordar, someramente, los grandes contratos que se dirimen fuera de nuestras fronteras, algunos de los cuales, como el AVE La Meca-Medina, han recaído en consorcios industriales españoles.

Se sabía que don Felipe se maneja con soltura en inglés, pero era menos conocida esa misma condición en el caso de doña Letizia. Las imágenes del acto en Viena lo han descubierto.

Se puede argumentar, y así se lee en los comentarios a la noticia de ECD, que lleva ya diez años como princesa y que ha recibido clases específicas para mejorar. Pero otros altos personajes, algunos de ellos destacados políticos, también han dedicado esfuerzos al aprendizaje de idiomas, y ahí están, sin que se les conozca la menor capacidad de expresarse en otra lengua que no sea el español.

En fin. Que el hecho de que la reina pueda expresarse con fluidez en inglés, no siendo un dato aparentemente demasiado importante, es algo de lo que cabría felicitarse. Por la parte que nos toca. Y, sin duda, es mejor que su contrario.

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