El renuncio de Pablo Iglesias
Pablo Iglesias ha dejado de ser eurodiputado español en el Parlamento de Estrasburgo.
El líder de Podemos, que encabezó la lista de su formación en los comicios europeos de mayo de 2014, acaba de entregar el acta conseguida entonces y se ha vuelto a España.
El argumento para esa renuncia es la intención de convertirse en candidato de su partido a la presidencia del Gobierno en España, en las generales de diciembre.
Junto con él, cuatro de los cinco europarlamentarios de Podemos han dejado el escaño en Estrasburgo e igualmente retornan a España. De cinco, solamente ha quedado uno.
Dando por supuesto que la opción adoptada por Pablo Iglesias es legal, y que tiene todo el derecho del mundo a tomarla, sin embargo me chirría que algo así se practique.
Me escandaliza, democráticamente hablando, que personas que han liderado listas electorales, a las que han prestado su voto miles de ciudadanos hace apenas año y medio, en tan corto espacio de tiempo abandonen el puesto y el encargo recibido.
Considero que hay una cierta insinceridad, por no hablar de engaño, y desde luego se trata de una incongruencia política, presentarse para ocupar un cargo y desempeñar un trabajo, con el respaldo de una plan de acciones, de un programa, y al cabo de solo año y medio abandonarlo todo.
Incluso me atrevería a decir que estamos ante un menosprecio hacia los ciudadanos, a los que hicieron promesas y dieron garantías que propiciaron el voto a favor, para incumplirlo todo porque se ha decidido otra opción de carácter oportunista.
¿Qué habría ocurrido si, de cara a los comicios de mayo de 2014, los candidatos de Podemos, con Pablo Iglesias a la cabeza, hubieran informado a los ciudadanos de que su propuesta de convertirse en eurodiputados tenía plazo fijo, que era solo para año y medio? ¿Habrían obtenido el mismo el resultado en las urnas? Pero, incluso aunque hubieran mantenido esos votos, ¿no parece más honesto, más respetuoso con la gente, actuar a las claras?
En mi opinión, Pablo Iglesias ha incurrido en renuncio electoral. Y no me parece juego limpio. Pero menos aún por parte de quienes afirmaron que venían a regenerar la vida política de este país.
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