José Apezarena

Los tontos se están apoderando de España

Resulta conocida la expresión “El número de tontos es infinito” (“Stultorum infinitus est numerus”). La frase se la han atribuido a diversos sabios y pensadores, como Salomón y Cicerón, pero en realidad corresponde a la Biblia, al libro del Eclesiastés 1.15.

Con esa redacción aparecía en la Vulgata antigua, es decir, en la traducción de San Jerónimo, que el concilio de Trento fijó como versión oficial de la Biblia. El versículo decía: “Perversi difficile corriguntur et stultorum infinitus est numerus” (“Los malvados difícilmente se corrigen, y es infinito el número de los necios”).

Una reciente revisión de la Biblia, de 1979, ha configurado la Nueva Vulgata, en la que Eclesiastés 1.15 ha quedado así: “Quod est curvum, rectum fieri non potest; et, quod deficiens est, numerari non potest”, que en la reciente traducción oficial de la Conferencia Episcopal Española se lee de esta forma: “Lo torcido no se puede enderezar, lo que falta no se puede calcular”.

Pidiendo disculpas por la digresión, sí tengo que decir que coincido en gran medida con la frase inicial, y que, si no infinitos, los tontos son muy, muy numerosos. Vamos, que abundan mucho. Y me parece que van a más. Tanto, que casi puede decirse que se están apoderando de España.

A las pruebas me remito. Es decir, a la escalada de tontunas que se vienen registrando entre nosotros. Y, lo que es más lamentable, sin que se produzca ninguna resistencia, en medio de la pasividad de los ciudadanos, que tragan carros y carretas con enorme indiferencia, cuando no con una sonrisa bobalicona.

Voy a citar algunos ejemplos de esa tontunas, precisando que no me he propuesto un ejercicio exhaustivo ni mucho menos. Pero los casos resultan muy expresivos.

Así que, en mi opinión, son bobadas mayúsculas:

-La campaña contra Amancio Ortega, criticando, o incluso rechazando, su donación de 320 millones de euros, destinados a financiar cinco equipos contra el cáncer de mama. ¡Hace falta ser torpe, mentecato, para oponerse a que alguien aporte voluntariamente su dinero (y, además, mucho dinero) para mejorar la asistencia sanitaria!

-La instalación de “semáforos gays”, con el argumento de que se desea reflejar la realidad de la sociedad, que es plural y diversa. Si tal fuera el objetivo, tendrían que montar también semáforos que representen a jubilados, a ancianos, a bebés, a matrimonios normales, a ciclistas, a motoristas, a familias numerosas, a militares, etc., etc. Los ya colocados en Madrid han costado 20.000 euros.

 

-La Junta de Andalucía acaba de regular el aula matinal, comedor escolar y actividades extraescolares en centros públicos, y en la normativa la figura del tutor legal ha sido sustituida por la del “guardador”. ¿Quién es un guardador? ¿Lo es la canguro, por poner un ejemplo? ¿Y el portero del edificio? Se habla de un “primer guardador” y de un “segundo guardador”.

-La reforma legal que permite decidir qué apellido llevarán los hijos, si el del padre o el de la madre, pero sobre todo el detalle de que, si no se ponen de acuerdo, decidirá el funcionario. ¿Lo hará por sorteo, tirando una moneda al aire, ateniéndose a quién de los progenitores le cae mejor, a su gusto personal…? Esa reforma va a provocar una interminable serie de conflictos.

-La invención del llamado “bautizo laico”, que han puesto en marcha municipios como Getafe. A imitación del religioso, que introduce al neófito en la Iglesia, lo presentan como la introducción del recién nacido en la ciudadanía. ¿Qué pasa, que quien no monte ese numerito no va a ser ciudadano?

-Ese ayuntamiento del Sur de España que ha prohibido una procesión de la Virgen del Rocío porque considera que existe “maltrato animal”, a los bueyes que tiran de la carreta.

-Equipos de fútbol y aficiones que participan en la Copa del Rey, que incluso la ganan y lo celebran con entusiasmo… mientras pitan al rey, que da nombre al trofeo. A lo mejor tendrían que plantearse no disputar esa competición.

-Autonomías que prohíben las corridas de toros, argumentando la defensa de los “derechos de los animales”, pero mantienen en los pueblos la tradición de los “correbous”.

-La última campaña del ayuntamiento de Madrid, hipersensibilizado por lo que llama “despatarre” de los varones (o sea, sentarse con las piernas abiertas), y que quiere prohibirlos en transportes públicos porque lo considera ¡una “agresión machista”! Tiene tela.

Podríamos seguir. Hay tontunas porque proliferan los tontos, y porque el resto lo aguantan. Eso explica que de nuevo se hayan puesto de moda espacios que eligen y nombran al “tonto contemporáneo”.

Como suele repetir Carlos Herrera, en frase feliz, “hay mas tontos que botellines”. No es frase bíblica, pero vale también.

Y algo más literariamente lo dice Baltasar Gracián: “Son tontos todos los que lo parecen, y la mitad de los que no lo parecen”. Con perdón de los que se sientan concernidos.

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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