La ultraderecha amenaza

La crisis económica está provocando en Europa, como efecto indeseado, un repunte de los partidos ultraderechistas.

La subida de Marina Le Pen en Francia, que ha conseguido el 20 por ciento de los votos en la primera vuelta de las presidenciales, es otro síntoma alarmante.

El aumento del paro, la mayor presión fiscal, los recortes, la supresión de servicios sociales, están castigando a amplias capas de la población, pero sobre todo a los sectores menos favorecidos. Y eso alimenta el malestar.

Europa no está encontrando soluciones, cunde el desencanto, se asienta la desconfianza en los distintos gobiernos, existe decepción ante los partidos y sus líderes…

Por si fuera poco, algunas formaciones políticas extremistas han centrado una parte del problema en la emigración. La xenofobia se ve alimentada por la especie de que los que vienen de fuera arrebatan puestos de trabajo a los de dentro y, además, son causa de gasto indeseado.

Así, una parte de la población europea cree que en las formaciones de extrema derecha puede estar la solución a los problemas.

Es evidente que la ultraderecha amenaza a Europa.

Afortunadamente, algo así no se detecta en España. Desconozco si es que estamos vacunados, tal vez por los fantasmas de nuestra historia reciente. Sería una buena noticia.

No obstante, un aviso. El PSOE está apretando en la oposición. Es su papel. Pero quizá debería tener algún cuidado en no extremar el espantoso dibujo que hace del país, de su presente y de su futuro.

 

No vaya a ser que, sin darse cuenta, sin quererlo, esté animando la frustración y el desencanto, y con ello el sentimiento ultraderechista. Eso no nos interesa a nadie.

Ojo. Con esto no quiero lanzar la especie de que deje de hacer su trabajo. Hágalo, en buena hora. Pero con un poco de cuidado.

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