Javier Fumero

Bofetón de Rajoy a El Mundo

La presencia del presidente del Gobierno el miércoles en la sede del diario ABC para conmemorar el 110 aniversario de la cabecera tiene una doble lectura tremenda. Supone un bofetón a El Mundo de Pedro J. Ramírez. Así ha sido percibido en ámbitos periodísticos, lo haya querido así Moncloa o no.

Porque escuchar a Mariano Rajoy hablar de la necesidad de contar con “medios siempre rigurosos, independientes y plurales” en el edificio de Vocento, evoca otras presencias y otras llamativas ausencias del presidente y sus ministros en fecha reciente.

El pasado 4 de noviembre, el diario La Razón celebró el XV aniversario. Al acto asistieron, además de los Príncipes de Asturias, la mayor parte de los ministros de Rajoy.

Por el contrario, Unidad Editorial lleva meses ninguneado. Al acto de lanzamiento de ‘El Mundo cambia de piel’, que coincidió con ese mismo día 4 de noviembre, no asistió ningún miembro del Ejecutivo. Eso no fue un gesto inocente, por más que la compañía que preside Antonio Fernández Galiano haya hecho circular la versión de que no asistieron porque no se cursaron invitaciones. Ellos sabían que no iban a ir.

Es imposible no extraer conclusiones. El líder del PP castiga a unos y premia a otros. Aquí hay unos periodistas buenos y otros malos. El Ejecutivo apoya a unos grupos mediáticos mientras deja que otros se cuezan en su propia salsa.

Es completamente legítimo, dicho sea de paso. Cada cual elige el compañero de viaje que le parece oportuno. Sólo tengo una salvedad que hacer, pero la expresaré al final. Antes, quiero responder a una pregunta: ¿qué reproches concretos le hace Rajoy a Pedro J. Ramírez?

Fundamentalmente, dos. Los conozco porque algunos periodistas de Madrid han podido escuchar esos desahogos en boca de personas cercanas al presidente.

Hace unos meses, un grupo de elegidos acudió a Moncloa para un ‘briefing’. Aquel día, un periodista del diario de Unidad Editorial recibió la siguiente recriminación de un miembro del Gobierno:

-- “A tu director no hay quien le convenza: todo lo hacemos mal”.

 

Primera crítica, por tanto: El Mundo no ha demostrado ninguna sensibilidad a la hora de reflejar las mejoras de un país que ha estado al borde de la quiebra. Al contrario, las cartas dominicales del director (sobre todo, antes del verano) fueron extremadamente duras con la gestión del presidente y de su equipo. “Excesivas” incluso, añaden en Moncloa. No eran justas. Y eso es muy difícil de olvidar.

En otra reciente reunión con periodistas, una de las personas más cercanas a Mariano Rajoy fue preguntada por si el Gobierno iba a hacer algo por acercarse a El Mundo. La respuesta que dio este miembro del Ejecutivo dejó sorprendidos a todos los presentes:

-- “A Pedro J., ni agua. No le vamos a ayudar en nada”.

Los oyentes, perplejos por la rotundidad de esta afirmación, preguntaron por qué el Gobierno no quería saber nada del director riojano. La respuesta fue todavía más dura:

-- “Porque quiere cargarse a Rajoy. Su apuesta es Aznar”.

De aquellos polvos, estos lodos.

La inquietante cuestión que subyace detrás de toda esta peripecia creo que es también pertinente: ¿existe un límite que no debe sobrepasar un medio de comunicación cuando ejerce de contrapoder? ¿dónde está la frontera entre una legítima crítica al poder ejecutivo y un comportamiento desleal? ¿y ese límite, de existir, quién lo fija?

Más en twitter: @javierfumero

Comentarios
Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato