Javier Fumero

Cospedal está desaparecida

Me llama la atención el bajo perfil que ha adoptado la ministra Cospedal pocos meses después de su llegada al Ministerio de Defensa. Tras un arranque mediáticamente ruidoso ha desaparecido. No está. Apenas se la ve y se la oye.

No hay que olvidar un dato importante: continúa siendo la secretaria general del PP. Un partido que acaba de vivir un auténtico terremoto con la entrada en prisión de Ignacio González, como máximo responsable de un presunto entramado de blanqueo, falsificación, prevaricación, malversación y fraude a través del Canal de Isabel II.

Lo lógico es que un hecho de estas características hubiera provocado su vuelta a la primera línea política desde Génova. Ya saben: salir a dar explicaciones, tapar vías de agua, aclarar cosas, minimizar daños… No ha sido así. Porque insisto: apenas se la ha visto.

Cuentan desde su entorno que ha estado liderando la estrategia en la sombra. Coordinando los mensajes de respuesta a este tsunami. Bien. Pero de salir ante las cámaras, más bien poco. Y eso es nuevo.

Un dato curioso. La ‘desaparición’ de Cospedal coincide con otro singular desvanecimiento: el de Soraya Sáenz de Santamaría. Como ya he comentado en este espacio, desde que la vicepresidenta ha dejado de ejercer como portavoz del Gobierno, ha salido del foco. Ha hecho mutis.

Ahora su cometido más importante es la gestión del desafío catalán, lo que exige máxima discreción. Hablar poco y negociar mucho. Lograr consensos entre bambalinas, utilizando la diplomacia, la puerta de atrás y automóviles con los cristales tintados.

Es extraño. En estos momentos, la primera soprano se llama Cristina Cifuentes.

Más en twitter: @javierfumero

 
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