Grave error: Rajoy no se puede esconder ahora
No me gusta lo que está pasando. Lo digo abiertamente.
Vamos por partes. Que el nuevo Gobierno anuncie el pasado viernes un ajuste salvaje, sin precedentes en nuestro país, y que contempla una subida de impuestos que, hasta ayer, parecía inaceptable para Mariano Rajoy es gravísimo.
No sólo se ha vulnerado uno de los principales compromisos realizados por el Partido Popular en la campaña electoral que tuvo lugar hace tan sólo mes y medio. Además, contradice lo dicho por el propio Rajoy en el discurso de investidura el pasado día 19 de diciembre.
Como digo, esto es muy grave.
Rajoy no se puede escudar en que se ha encontrado peores cifras económicas de lo previsto. Esta excusa no es creíble porque el citado desajuste ya se daba por descontado meses atrás. Oiga usted: que ha tirado por donde decía que jamás iba a transitar. Muy pronto transgrede el sacrosanto pacto firmado con su electorado.
Por esto debe dar la cara.
Pero el presidente también debe explicarse porque debe componer ante la ciudadanía un relato de sí mismo y de la ejecutoria de su gobierno. En eso le va su futuro. Y no debe tardar mucho. Es un relato que se compone día a día, jornada tras jornada. Con gestos y con palabras. Invirtiendo en pedagogía, haciéndose entender. ¿Saben esto en Moncloa? Parece que no.
En tercer lugar, creo que la estrategia de ‘dejar pudrir’ los temas más controvertidos para que se solucionen solos, de esconderse cuando hay tormenta, de no admitir preguntas en situaciones embarazosas, de esperar a que escampen los temporales sin dar la cara para no sufrir desgaste… son maniobras que pueden funcionar en la oposición pero resultan inadmisibles en un jefe de gobierno.
Un capitán de barco debe dar la cara siempre. Estar al quite, visualizar su liderazgo, asumir responsabilidades, mirar constantemente a los ojos a sus subordinados. Que no decir de un presidente del Ejecutivo.
Por todo lo dicho, no me gusta nada la actitud que está adoptando Mariano Rajoy en las primeras semanas al frente de la nave.
Que tenga cuidado porque va camino de consumir el crédito del que goza en menos tiempo del que desearía.
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