Lecciones de Alemania, las justas

Va siendo hora de que alguien le baje los humos a la súper-estupenda Alemania. Van de economía perfecta, de eficacia probada, de gestión impoluta, de impecable diligencia y se permiten dar lecciones. Pero deberían hacérselo mirar: ¿hablamos del Aeropuerto de Berlín?

Lo digo porque el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, ha declarado este martes que las críticas recibidas por su país en las últimas semanas, procedentes principalmente de sus socios de la periferia de la zona euro, son producto de la envidia.

“Siempre ha sido así –explicó-, es como en las clases [de un colegio], cuando tienes mejores resultados, otros con mayores dificultades, se sienten un poco celosos”.

Cuidado. Vamos a demostrar un poquito de respeto por los demás y a encajar mejor las críticas. Es justo y saludable. Porque todos somos falibles y tenemos algún que otro muerto dentro del armario.

El caso del nuevo Aeropuerto de Berlín, como digo, es especialmente flagrante: un bochorno de gestión a la altura de las grandes meteduras de pata que hemos cometido en este país. Responsabilidad de la impecable Alemania.

Les dejo aquí algunos datos:

-- La construcción del Aeropuerto internacional Berlín Brandeburgo Willy Brandt arrancó en 2005. Debía inaugurarse cinco años más tarde, a finales de 2010.  No ha sido así: de hecho se ha convertido en una auténtica pesadilla.

-- Se han registrado fallos de diseño, problemas de seguridad, errores técnicos, chapuzas, cálculos mal realizados... La lista de meteduras de pata es considerable.

-- Los técnicos se pasaron meses intentando arreglar el sistema de iluminación del recinto: no podían apagar las luces. La última pifia afecta al sistema de detección de incendios: el mal funcionamiento de los sistemas de ventilación de la terminal ha obligado a destruir parte de la obra ya realizada.

 

-- El proyecto ya le ha costado al Gobierno teutón 4.500 millones de euros, casi el doble de los 2.800 previstos inicialmente. La fecha de inauguración ha sido pospuesta... ¡hasta cuatro veces! De finales de 2010 a junio de 2011, a octubre de 2012, a octubre de 2013 y ya se habla de 2014 como pronto.

Pero esto no es todo. Alemania tiene otros grandes proyectos inconclusos: la faraónica y controvertida obra de la estación de Stuttgart (en el sudoeste del país) o la Filarmónica de Elba, prevista en Hamburgo (al norte), cuyos costes también se han disparado.

En fin. Parece que motivos para el bochorno tenemos todos. Así que lecciones, las justas.

Más en twitter: @javierfumero

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