Javier Fumero

Ojo a la regeneración de esa “casta” llamada sindicatos

Podemos no sólo ha puesto en su punto de mira a los partidos políticos. UGT y CCOO también han sido señalados con el dedo acusador. Pablo Iglesias les reprocha haber abandonado a los trabajadores, connivencia con el poder y pasteleo con “la casta”.

De hecho, ECD ya adelantó en septiembre el plan de Pablo Iglesias para impulsar desde el partido una central sindical propia, “surgida de los propios trabajadores”. Pretende laminar a UGT y CCOO por falta de “discurso propio” y por sus “relaciones de dependencia con Izquierda Unida y PSOE”.

En las últimas semanas el colectivo ha celebrado reuniones con representantes sindicales, pertenecientes a centrales pequeñas y locales, para anunciarles su intención, pedir asesoramiento y, en su caso, ver la posibilidad de que se integren. En las conversaciones mantenidas hasta la fecha, el mensaje de Podemos ha sido contundente: “Queremos echar a CCOO y UGT, pero necesitamos vuestra ayuda”.

Por lo pronto, un grupo de trabajadores de Radio Televisión Española (RTVE) se acaba de sumar a este proyecto. Tras varias reuniones exploratorias para establecer las bases de esta nueva organización interna dentro del ente ha nacido ‘Somos’, un sindicato que se declara independiente de Podemos pero “con los mismos principios éticos de honestidad, participación y transparencia y un funcionamiento similar”.

‘Somos’ tiene margen de maniobra puesto que las elecciones sindicales en la Corporación no están previstas hasta finales de 2015. Es un grupo pequeño, de unas 15 personas en Madrid. Pero están trabajando para convertirse en una alternativa real que revitalice el sindicalismo en la cadena pública.

Cándido Méndez dijo este miércoles que no tiene miedo. No cree que en el mundo sindical pueda aparecer un sindicato con un papel similar al que juega Podemos en la política:

-- “Esa extrapolación yo creo que no se va a producir” --dijo, porque "el mundo de la política se mueve por una cabecera de cartel, y el sindical por el compromiso de miles”.

No obstante, el líder de UGT sí admitió que en su formación se han dado cuenta de que hay que cambiar las cosas:

-- “Estamos abordando un proceso de transformación del sindicato, reduciendo estructuras y mejorándolas”, y “vamos a afrontar un relevo generacional. No le quepa la menor duda”.

 

Qué quieren que les diga: me gusta lo que veo. Ya he dicho en alguna ocasión que, a mi juicio, los sindicatos tradicionales están heridos de muerte. De tanto supeditarse a los partidos de la izquierda han perdido cualquier atisbo de ecuanimidad. Algo que no ha pasado inadvertido a los ciudadanos. Encima han metido la mano en la caja (recordemos a los chicos de UGT y CCOO con tarjetas opacas). Por todo eso ya no movilizan. Por todo eso han perdido el favor de sus bases.

Para colmo, están perdiendo las subvenciones del Estado (es tiempo de crisis, no hay dinero para nada y menos para aquellos que lo han derrochado en cursos fraudulentos). Lo que ha puesto de manifiesto algo grave: sin ayudas públicas, apenas se pueden sostener. Es decir, que su actividad sindical no es capaz de generar los euros suficientes que soporten sus costosísimas estructuras. Señal clara de que se han hipertrofiado, de que algo no va.

Como sigue siendo indispensable una labor de contrapeso en las empresas, es la hora de adoptar un modelo distinto: los sindicatos profesionales hiper-localizados. Pegados al terreno, sin apenas liberados, sin consignas ideológicas, ceñidos al estricto debate laboral de cada sector concreto, en cada ciudad o región... Y muy flexibles, conscientes de que hoy para sobrevivir es preciso amoldarse a los cambios.

Si llega Pablo Iglesias y favorece esta revolución, bienvenido sea.

Más en twitter: @javierfumero


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