Javier Fumero

El País diseña, fabrica e impulsa una campaña sobre la eutanasia

Me llama la atención porque se trata, a ojos vista, de una campaña orquestada. Fíjense en los detalles.

El pasado jueves, el periódico difundió en exclusiva un vídeo con las imágenes del suicidio en directo de un enfermo aquejado de Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA).

La pieza iba acompañada del siguiente titular: “Me indigna tener que morir en clandestinidad”. Y explicaba: “José Antonio Arrabal, que tenía ELA, se suicidó porque quería decidir cuándo dejar de vivir”.

A partir de ahí, arranca todo lo demás. Al día siguiente, viernes de Dolores, dio continuidad a la información con otra pieza más incisiva. Este fue el titular elegido: “El ‘caso Arrabal’ aviva el debate político sobre la muerte digna”.

Y añadía en el primer párrafo:

-- “Los principales partidos, salvo el PP, rectifican lentamente sus posiciones y aceptan debatir sobre la eutanasia, bajo el impacto del caso de suicidio que publicó ayer EL PAÍS. Por un lado, el Congreso debatirá sobre este asunto en el trámite de enmiendas parciales de la proposición sobre muerte digna admitida a trámite recientemente. El PSOE, que hace un mes se abstuvo en el pleno del Congreso de una proposición de Podemos con el argumento de que la sociedad no está preparada, ahora acepta incluir el debate en su proceso de renovación interno, aunque quiere que sea de forma sosegada”.

¿Se dan cuenta? Hasta los diputados del PSOE se tientan la ropa con una cuestión tan espinosa, delicada, vidriosa, que ofrece muchas aristas.

Es tema muy sensible porque se trata de legislar sobre la muerte provocada a enfermos o ancianos. No es una nimiedad. De hecho, muchos partidos de izquierda en Centroeuropa están preocupados por lo que está sucediendo en aquellos países que han legalizado la eutanasia sólo para casos extremos: en todos los casos sin excepción (Holanda, Oregón y Bélgica, tienen datos fehacientes de ello) las muertes han ido a más. La práctica, reservada inicialmente para sucesos aislados, se ha ido generalizando. Se está implantando una auténtica cultura de la muerte.

Primero la eutanasia llegó para evitar el sufrimiento terminal de personas con graves deterioros físicos. No se puso el foco en hablar de cuidados paliativos, de centrar los esfuerzos en erradicar el dolor, en sedar a los pacientes, en multiplicar los recursos para la ayuda a la dependencia. No. Se aprobó la eutanasia. Ahora, una iniciativa del gobierno holandés pretende autorizar la eutanasia a los ancianos sanos que manifiesten estar “cansados de vivir”. Parece una pendiente un tanto resbaladiza…

 

Cuando el otro día un policía español se descolgó de una azotea, arriesgando su vida, para atrapar en el último instante a un suicida que iba a quitarse la vida tirándose de un edificio, todos, unanimemente, aplaudimos. Hasta se pidió una medalla para el agente por su arrojo, por el mérito de su acción. Ahora, habrá que ayudar a ese pobre señor desesperado a reconstruir su vida, a desmadejar sus nudos, a recomponer lo que tenga dañado, a eliminar lo que le provoca tanto sufrimiento... Hasta hacerle comprender que la muerte se debe evitar. Eso es... lo humano. Para casi todo el mundo.

No para El País, que ha decidido llamar a la prudencia cobardía. Y lo que es más grave: ha decidido unilateralmente que existe un clamor social en nuestro país sobre este asunto. La gente reclama en masa la eutanasia, para ellos y para los suyos. ¿En serio? ¿Hay millones de personas demandando la eutanasia en España? ¿Cientos de miles?

Al parecer, alguien en el Grupo Prisa ha decidido que sí. Amén.

Más en twitter: @javierfumero

Portada
Comentarios
Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato