Javier Fumero

Papel higiénico para la política… y para la empresa

Tengo sobre la mesa del despacho un original kit de “Higiene democrática” que me ha enviado una multinacional europea, especializada en derivados del tisú. El tisú es un papel fino, absorbente, hecho de pulpa de celulosa.

Dentro de la caja, en forma de urna electoral, han llegado seis rollos de papel higiénico de vivos colores. Uno es azul por el PP; otro es rojo por el PSOE; naranja por Ciudadanos, morado por Podemos; otro verde chillón por izquierda-verdes y otro fucsia por los “progresistas”.

Según explica el manual de instrucciones que acompaña el paquete, se trata de material “dermatológicamente y ginecológicamente” testado y sirve –explica- para “limpiar lo que sea necesario, aquello que sobra y ensucia, de manera eficaz y segura, como nos piden los ciudadanos”.

Pero se ofrece una variante. Los creadores de esta campaña de marketing de la marca Renova sugieren utilizar también los rollos a modo de serpentinas gigantes “para celebrar o jalear los triunfos de las opciones que más te gusten”.

El texto concluye: “¿Hay algo más democrático que aquello que sienta en el mismo ‘trono’ a reyes y plebeyos?”.

No le falta razón a los creativos de Renova. La clase política está manchada y necesita limpiarse el trasero. Pero no sólo. También el mundo empresarial está sucio y es preciso aplicar más higiene a ese colectivo. De hecho este paquete me ha recordado el colmo de los colmos, un caso reciente de corrupción empresarial precisamente alrededor del papel higiénico.

Hace dos meses se ha sabido que dos grandes compañías de distribución, CMPC y SCA conformaron en Chile el llamado ‘cartel del confort’. Estas empresas fijaron de forma ilícita los precios y se repartieron el mercado. Todo quedaba bajo este pacto oculto: toallas de papel, servilletas, pañuelos desechables y el papel higiénico, que en este país se conoce popularmente por la marca “Confort”.

Entre los años 2000 y 2011, el 90% del mercado chileno que mueve unos 400 millones de dólares estuvo amparado por este acuerdo secreto que habría permitido pingües beneficios para sus promotores.

Así que papel higiénico para la clase política… y para la clase empresarial.

 

Más en twitter: @javierfumero

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