Javier Fumero

Propuesta: eliminar el secreto bancario

He leído recientemente un estudio sobre la evasión de impuestos y el fraude mediante el recurso a los paraísos fiscales.

Sólo un dato: siendo conservadores, se calcula que el 8% de todo el patrimonio familiar del mundo no ha sido declarado: unos 5,8 billones de euros. Es decir, el dinero que los Estados han dejado de ingresar rondaría los 130.000 millones de euros.

Según explican los entendidos, no es tan difícil defraudar. El secreto bancario facilita las cosas. La opción de organizar una trama de sociedades fantasma que dificulte el rastreo del dinero suele dar también buen resultado. Opacidad y distancia: una fórmula ganadora, como estamos viendo estos días.

Gabriel Zucman propone en ‘La riqueza oculta de las naciones’, un libro sobre la materia publicado hace unos meses, un plan para poner coto de forma eficaz al fraude a través de paraísos fiscales. Su estrategia está basada en tres puntos:

a) Eliminar el secreto bancario. Acordar el intercambio automático de información financiera entre gobiernos. Y aplicar incluso duras sanciones a los países que nieguen su colaboración.

b) Crear un registro nominativo y mundial de títulos financieros, gestionado por el Fondo Monetario Internacional, que permita identificar a los defraudadores.

c) Y aprobación de un impuesto global sobre el patrimonio financiero y las fortunas.

Discrepo por completo de la última medida, donde Zucman deja entrever el anticapitalismo que rezuma por los cuatro costados.

Nunca me ha parecido bien penalizar, por principio y de forma abusiva, al que crea riqueza. Eso fomenta precisamente la indolencia, las trampas, la evasión y hasta que se exija cierto heroísmo en la búsqueda del bien común.

 

Pero las dos primeras medidas me parecen acertadas. La transparencia nunca debería preocupar al que nada tiene que esconder.

Más en twitter: @javierfumero

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