Javier Fumero

Por qué Rajoy estuvo desagradable, arisco y huraño

Imagino que ninguno de ustedes vio la rueda de prensa en directo. Es lógico. Tenemos muchas cosas que hacer. Yo pude seguirla desde la televisión del despacho. Se trataba de la primera comparecencia del presidente del Gobierno ante los medios españoles en bastante tiempo con opción a realizar preguntas.

Sucedió el lunes, tras la reunión del Comité Ejecutivo del Partido Popular. Lo que pasó en ese encuentro es algo… extraño, inquietante, raro. Rajoy estuvo borde, desagradable, arisco, huraño con los profesionales de la prensa. Fue realmente llamativo. ¿Convocas a los periodistas y los tratas así? No tiene mucho sentido…

Yo me atrevo a dar alguna explicación sobre lo sucedido. Después de seguir las evoluciones del presidente desde hace bastantes años, he sacado varias conclusiones. A saber:

-- Rajoy no es mala persona. No es de natural maleducado o faltón. Es más bien tranquilo, razonable, conciliador. Eso es así.

-- Sin embargo, con la prensa, con los periodistas, tiene un problema. Rajoy desprecia nuestro trabajo, lo considera prescindible. España viviría mejor sin los periódicos de información general. El ‘Marca’ se libra de esta quema.

-- Además, entiende que nos lo tenemos muy creído, que vivimos de la carroña, de presionar a la gente, de juzgar gratuitamente a los demás desde nuestra atalaya privilegiada. Unos trabajan por sacar España adelante –insiste convencido- mientras los plumillas juzgamos, manipulamos, intentamos quitar y poner peones, sin exponernos ni aportar nada productivo.

-- Por eso, siempre ha pensado que lo mejor es mantenernos a distancia. No necesita a la prensa para nada. Ningún periódico, televisión, radio o digital le llevó a La Moncloa y ninguno le moverá del sillón. No nos debe nada. No nos debe ninguna explicación. El mundo sería mejor sin profesionales de la comunicación.

Todo esto se le nota cuando se sitúa, porque no le queda más remedio, ante un micrófono, como sucedió el lunes. Después de lanzar el discurso que quería sobre Cataluña –para eso convocó a la prensa- dio paso a las preguntas. Entonces, comenzó a utilizar, como digo, un tono cortante, seco, brusco.

Era innecesario. No estaba ante ninguna inquisición. Simplemente hay temas incómodos (Pedro Sánchez, Gürtel, corrupción) sobre los que la gente se pregunta cosas. Los periodistas nos debemos a la audiencia, ejercemos de altavoz e intentamos que el jefe del Ejecutivo ofrezca alguna información o explique su opinión sobre esas cuestiones. Eso es todo.

 

Pero les diré una cosa más. Creo que esto no tiene remedio. Es muy difícil convencer a quien así se comporta de que cambie de actitud. Admitiendo que en este sector hay algún divo/a  con ínfulas desmedidas y profesionales que quizás no estamos a la altura, Rajoy debería comprender que el cargo que ejerce le obliga a explicarse.

Los españoles no sólo quieren al frente del país a un líder eficaz, sobrio, útil, capaz, sin estridencias. No sólo necesitan un gestor que lleve muy bien las cuentas sino a alguien que demuestre también un poco de empatía.

Más en twitter: @javierfumero

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