Javier Fumero

Lo de Venezuela ya clama al cielo

Acabo de regresar de un viaje rápido a Canarias y me traigo varios relatos escalofriantes sobre lo que se está pasando en Venezuela. Aquello va de mal en peor.

Estuve en la isla de La Palma, que mantiene un estrechísima relación con el país bolivariano desde que emigraran allí decenas de miles de palmeros, que buscaban una oportunidad en medio de la posguerra española.

Yo tengo allí familiares lejanos. Y mis parientes contactan de forma habitual con Caracas, Maracaibo, Barquisimeto, La Guaira… donde viven amigos de la infancia, primos lejanos, gente querida en general.

Este verano ya relaté cómo descubrí a varios familiares preparando el envío de una caja con productos “de segunda necesidad”, tan curiosos como lentejas (llevaban dos años sin poder comerlas), aceite, azúcar, garbanzos, leche en polvo, ajos, gofio, champú, suavizante para el pelo…

La lista de deseos la elaboraron desde allí. Se les mandó aquello que más demandaban. El paquete pesó finalmente 18 kilos y el envío costó unos 140 euros. El bulto llegó en una semana escasa. No faltó nada.

Ahora, me cuentan que la cosa va a peor. En primer lugar, por la inseguridad ciudadana. Les cuento un caso reciente. Un joven emprendedor de la familia tiene una modesta empresa de máquinas, que distribuye por todo el país. Hace unos meses, detuvieron al conductor de un camión que transportaba los artefactos que iba a vender, lo asesinaron a sangre fría, lo abandonaron en una cuneta y le robaron todo.

Semanas atrás este joven contaba por guasap desconsolado que ahora habían ido a por la pequeña fábrica. Llegaron, dispararon a los trabajadores y le desvalijaron la nave. Se ha quedado sin nada.

Pero lo que más me ha impresionado han sido los relatos sobre la falta de alimentos. Escasean los alimentos básicos. Aumenta el número de familias que se están viendo obligadas a reducir el número de comidas al día. Se empieza a pasar hambre.

Salir a la calle con dinero a por provisiones no asegura regresar con ellos. El problema es que el reparto es limitado y desigual. Y carísimo. Víveres como el chocolate, los polvos para natillas, las galletas de sabores… son imposibles de encontrar, un auténtico lujo.

 

Por todo lo dicho, hay cosas que empieza a clamar al cielo. Como escuchar a un diputado oficialista llamado Mario Arias afirmar, durante una entrevista al canal Globovisión, que el grave desabastecimiento que sufre el país se debe a que “hay más demanda”:

-- “Es evidente –dijo-. Si una persona está haciendo cola para comprar es porque tiene plata en el bolsillo. Quiere decir que hay más demanda porque hay más recursos (…). Mientras haya cola en los supermercados y en los abastos es porque la gente tiene dinero y, en consecuencia, hay un incremento de la demanda”.

El régimen de Nicolás Maduro jugando a la posverdad. Qué poca vergüenza

Más en twitter: @javierfumero

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