El daño colateral de convertir en show una salida de prisión
Hasta 29 cámaras de televisión esperaban este jueves apostadas en las inmediaciones de la prisión de Soto del Real para grabar la salida de la cárcel del ex tesorero del PP, Luis Bárcenas. ¿No les parece un poco excesivo?
Cuestión tan delicada ha sido tratada como un show cuando hablamos de un individuo acusado de delitos fiscales, cohecho, posible ocultación de dinero en fondos suizos y pago de sobresueldos en el Partido Popular.
¿Qué buscábamos con esto? ¿Otra peineta? ¿Un desmayo en directo? ¿Las lágrimas de sus familiares? ¿Una declaración de arrepentimiento en directo al estilo ‘regal’: “Lo siento mucho, me equivoqué, no volverá a ocurrir”?
En serio. Esto se nos está yendo de las manos. Y no es bueno.
No es bueno porque con espectáculos como este –con Luis Bárcenas hasta en la sopa- cunde la idea de que toda España está podrida. Y no es verdad. La inmensa mayoría de este país (esa que no sale en la tele) es gente honrada, sensata y honesta. Pero no hacen tanto ruido.
Hay mucha gente que no trabaja principalmente por dinero, prestigio o poder. Hay miles de médicos que se desviven por sus pacientes hasta más allá de lo que les exige su profesión. Hay profesores que se entregan en la formación de sus alumnos hasta la extenuación. Y empresarios que se emplean en la mejora del bien común hasta por encima de sus posibilidades.
Esta es la verdad objetiva: todos podríamos corroborarlo. Conocemos muchos ejemplos. Sin embargo, no tenemos esa sensación general sino la contraria. En nuestro imaginario se ha instalado la idea de que todo está podrido.
Espectáculos circenses como el de Bárcenas perfilan muy bien los contornos de esta sociedad del entretenimiento que estamos creando. Tan irreal como lucrativa... para algunos. Pero con un dato colateral tremendo: el desánimo.
Más en twitter: @javierfumero
