Javier Fumero

El consejo de Pedro Arriola

Los expertos en comunicación son tajantes. Los políticos deben ser muy cuidadosos con los mensajes que lanzan. Atento a lo que dices. Algunos se equivocan mucho al elegir sus palabras y consiguen el efecto contrario de lo que pretenden cuando aluden a ciertas cuestiones.

Y ponen un ejemplo emblemático.

Richard Nixon, acosado por la opinión pública y el caso Watergate, convocó a los periodistas para una rueda de prensa el 17 de noviembre de 1973. Ese día, como presidente de los Estados Unidos, dijo aquello de: “I am not a crook” (“¡Yo no soy un ladrón!”).

Grave error. Sólo escuchar al líder del país hacer esa mención provocó involuntariamente que todos asociaran en su mente dos palabras hasta ese momento ajenas entre sí: “Nixon” y “ladrón”. Fue su sentencia de muerte. Convirtió en posible lo que antes resultaba improbable para el pueblo. Estuvo muy mal asesorado.

Quizás esto explique uno de los hechos más llamativos de la comparecencia de este miércoles de Mariano Rajoy en el pleno del Congreso de los Diputados. Se iba a tratar el caso Gürtel, que juzga la supuesta financiación irregular del Partido Popular. Sin embargo, el presidente del Gobierno evitó en todo momento pronunciar, ni una sola vez, las palabras Gürtel, Luis Bárcenas, Lapuerta o Correa.

Cero.

Hablo de otras cuestiones. Pasó al ataque. Centró sus andanadas en Margarita Robles, la portavoz del PSOE. Ninguneo a Albert Rivera, Pablo Iglesias y Tardá. Tiró de argumentario. Jugó al despiste. Se hizo el ofendido. Defendió su presunción de inocencia. Todo… menos mentar la bicha.

Entre sus asesores sigue estando Pedro Arriola que le ayudó a preparar esta comparecencia. Jorge Moragas también interviene en estas cuestiones.

Y a otra cosa mariposa.

 

Más en twitter: @javierfumero

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