Que haya debates a cuatro y que corra el aire
Esperanza Aguirre ha asegurado este martes que se equivocó durante la pasada campaña electoral, cuando decidió debatir con todos los candidatos municipales de forma individual.
La presidenta del PP de Madrid y portavoz de esta formación en el Ayuntamiento de la capital acudió a Telemadrid para un formato ‘cara a cara’ con todos los aspirantes, incluidos los partidos sin representación hasta entonces en el Consistorio: Ciudadanos, Ahora Madrid y Vox.
El tema se ha plateado tras haberse sabido que PP y PSOE han declarado, oficiosamente al menos, su negativa a participar en debates televisivos junto a Ciudadanos y Podemos durante la campaña de las generales.
Esperanza lo ha explicado recordando que “lo que dice la norma es que son los partidos que tengan representación parlamentaria” los que pueden participar. “Yo humildemente me equivoqué y me empeñé en debatir uno a uno con todos los partidos que se presentaban al Ayuntamiento”, concluyó.
La respuesta no es clara. No sé lo que ha querido decir. ¿Está en contra de debatir uno a uno? ¿O en contra de debatir con quienes no tienen representación parlamentaria? Si ha querido manifestar su disconformidad con esto segundo, estoy en desacuerdo.
Lo suyo, lo democrático, lo propio de alguien que no tiene nada que esconder y se considera un servidor público que debe rendir cuentas a la ciudadanía, es dar la cara frente a todos. Hablar. Explicarse. Salir a la palestra y responder a las objeciones que le pongan.
Lo contrario es legítimo, por supuesto, pero sintomático. Es típico, por ejemplo, de alguien que tiene miedo a que se le vean las costuras, a que corra el aire, a verse en la tesitura de tener que posicionarse en asuntos delicados. Es feo.
En este sentido es envidiable las lecciones que nos dan países como Estados Unidos, donde no se discute la existencia de debates en televisión entre todos los aspirantes. Insisto: participan todos.
Qué envidia.
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