Javier Fumero

Otra majadería: una falda en los semáforos

El Ayuntamiento de Valencia apuesta por la igualdad de género. Y a mí me parece muy bien. Sin embargo, la iniciativa que ha ideado el alcalde de Podemos –ponerle falda a los semáforos de la capital del Turia- es una soberana majadería.

No hace falta tener muchas luces para entender que incluir formas femeninas en la señalización no ayuda a fomentar la “paridad”. Es más bien una simple parida, que demuestra el escaso talento del regidor de Podemos. Un gesto patético que le hace un flaco favor al verdadero feminismo.

Por lo pronto se va a representar a la mujer con una falda. Pero ¿eso no estaba ya superado?

La Ley de Igualdad que aprobó el Gobierno Zapatero también buscaba mejorar la posición laboral de las mujeres, obligando a las empresas a respetar una presencia en paridad de la mujer en los órganos de gobierno de las grandes compañías. Y también en los partidos políticos: las famosas listas cremallera.

Este enfoque siempre me ha parecido un grave error. Entender la igualdad como homogeneización es una pérdida, un retroceso.

El género no debería nunca limitar las oportunidades de nadie. En este sentido, hay mucho que hacer todavía en nuestra sociedad. Pero es absurdo forzar la naturaleza de las cosas. Los hombres y las mujeres son distintos; piensan, sienten y se comportan de forma distinta. Y eso no es malo en absoluto. Es enriquecedor para la vida social y laboral. Una llega donde el otro no puede y viceversa.

La paridad no puede ser la regla.

Mientras tanto, se siguen sin afrontar otras formas de ‘machismo’ rancio que trata a las mujeres como simples objetos. Son utilizadas para premiar a los ciclistas en el podio de las grandes carreras, depositadas en los salones del automóvil junto a las últimas berlinas, en los grandes premios de Fórmula 1, en los descansos de los partidos de baloncesto, como recogepelotas en los Masters Series de tenis…

Resulta algo chocante que, en pleno siglo XXI, se mantengan gestos como estos: mujeres contratadas a kilo de perfil antropométrico, atendiendo a aquella clasificación de morfotipos que popularizó el ministro socialista Bernat Soria: cilindro, diábolo y campana.

 

Al auténtico feminismo le queda mucho camino por recorrer.

Más en twitter: @javierfumero

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