La mano de Pedro Arriola es alargada
Este martes, el confidencial abrió su edición diaria desvelando una operación, urdida hace algunas semanas, para colocar al frente de RTVE a la periodista Gloria Lomana. La historia merece una reflexión.
Quienes conocen los entresijos de Génova, la sede nacional del PP, confirman el enorme ascendiente que tiene sobre Rajoy uno de los muñidores de este movimiento: Pedro Arriola.
Nació en Sevilla (1948) pero cursó estudios en la Universidad de Málaga, concretamente la carrera de Económicas. En Madrid, obtuvo la licenciatura en Ciencias Políticas. Pero él siempre se ha definido como un sociólogo. Precisamente se hizo fuerte junto a José Maria Aznar y el actual presidente del Gobierno descifrando encuestas, interpretando tendencias de voto, apuntando estrategias.
Los críticos –que los hay (y abundantes) en las filas del PP- han dado vida a un término específico para definir sus propuestas: “el arriolismo”. Se trataría de una apuesta por exponerse lo mínimo, situarse de perfil, no hacer nada y optar por un perfil bajo, a la espera de que el oponente se consuma, él solito, cocinado en su propia salsa.
¿A que les suena?
Pedro Arriola ha evitado siempre los focos, nunca ha querido el más mínimo protagonismo. De ahí que algunos le atribuyan intrigas y contubernios bajo capa. Lo cierto es que su especialidad es trabajar en la sombra, susurrar al oído del presidente.
Sólo ha habido una excepción: los debates televisados entre su señorito y los candidatos del PSOE, Zapatero y Rubalcaba. Ahí se le pudo ver, por una vez alejado de las bambalinas, representando un papel principal. Sólo él tuvo entonces acceso al líder del PP para hacerle indicaciones y sugerencias.
Pues bien. Aseguran que ahora, más que nunca, Arriola sigue tramando. Y con mando en plaza.
Su objetivo, señalan quienes contemplan su despliegue, es Televisión Española. Sigan atentos a sus pantallas.
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