Me pongo de parte de Rubalcaba
Me parece vergonzoso. Lo dije con los tartazos a Yolanda Barcina. También con las algaradas contra Felipe González, contra Rosa Díez y contra Josep Piqué en la Universidad Complutense. Y lo digo hoy al saber que Alfredo Pérez Rubalcaba se ha visto obligado a suspender un acto en la Universidad de Granada por la irrupción en el aula de dos manifestaciones paralelas.
Se trataba de una protesta de la plataforma ‘Stop Desahucios’ y de otro colectivo de estudiantes que reprochaba a Rubalcaba su papel en los recortes impulsados por el gobierno de Zapatero.
Me provoca sarpullidos que la gente no pueda intervenir públicamente en un acto y expresarse con entera libertad. Y menos en sede universitaria, un ágora que es, por definición, la representación misma de la pluralidad, del debate, de la confrontación razonada y libre de ideas.
Alguno me podrá decir: entonces, ¿libertad también para esos piquetes? Claro, pero como estamos ante un pulso entre libertades habrá que llegar a un consenso para que no predomine el más fuerte, el más kale borrokilla, el más fanático, el que más aúlle... ticks que son primos hermanos de esas denostadas dictaduras que todo el mundo censura sin rubor.
Libertad y respeto a las personas. ¿Es tanto pedir?
Creo que no. Porque no vale todo. Se puede disentir pero ser respetuoso. Estas actitudes violentas me parecen denigranted y dicen muy poco de quien así se comporta. Nos vendría muy bien subir el nivel.
Discrepo del secretario general del PSOE en muchas cosas pero eso no me da derecho a atropellarle, a dejarle con la palabra en la boca, a impedirle que diga lo que piense. Ni a él, ni a nadie.
Por eso digo que, en esta cuestión, me pongo de parte de Alfredo Pérez Rubalcaba.
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