Yo lo prefiero así, aunque duela

Vale, sí. De acuerdo. El ministro de Hacienda nos ha metido el miedo en el cuerpo. Pero qué quieren que les diga: yo lo prefiero así.

Escuchar a Cristóbal Montoro decir que el déficit público del Estado español alcanzó el 8,51% del PIB en 2011 es espantoso, sobrecogedor, triste.

Que los datos confirmen el desvío sobre el 6% pactado con Bruselas para el pasado ejercicio no me hace ninguna gracia. Sobre todo cuando el ministro ha acompañado este anuncio con una abierta declaración de intenciones.

No se van a poner paños calientes, no se van a flexibilizar los objetivos para 2012, ni a dar el más mínimo signo de falta de compromiso en el recorte del desfase presupuestario. “Flexibilizar y relajar está prohibido, hay que hablar de consolidación fiscal”, ha insistido.

O sea, que viene curvas.

Este balance hecho público ayer está muy alejado de lo pactado en el programa de estabilidad. No es posible lograr el déficit conjunto del 4,4% del PIB que nos habíamos fijados para 2012. Se habla de un recorte suplementario de unos 44.000 millones de euros. Madre mía.

Es decir, subida del IVA, congelación de sueldos de los funcionarios, copago sanitario, supresión de entidades públicas... qué se yo.

Sin embargo, insisto: yo soy de los enfermos que prefiere conocer la verdad de su dolencia por boca del médico. Nada de medias tintas, ni cataplasmas demagógicas.

Así que pongámonos el casco para la que se nos viene encima y preparémonos para luchar.

 

Más en twitter: @javierfumero

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