Javier Fumero

Que vayan desfilando: todos y cada uno

Me contaba el otro día un alto cargo de la Administración del Estado el ambiente de tensión y nervios que existe entre los funcionarios públicos ante los casos de fraudes que están saliendo a la luz en los últimos años.

Le puntualicé que estarán nerviosos quienes hayan realizado alguna práctica ilegal. Pero me dijo que no. Que existe una psicosis casi generalizada –me hablaba por ejemplo de su negociado en un ministerio- a medida que se van conociendo casos de empleados que están saliendo mal parados por actuaciones de sus jefes: un director general que se pasó de listo y arruinó la vida a toda su sección que le siguió el juego; un nivel 30 que defraudó y su trabajo ha ‘tocado’ a los situados más abajo; y así…

Nadie firma ahora con su nombre un papel sin comprobar al céntimo cada partida de gasto, que esa partida está perfectamente justificada, acreditada la inversión, compulsados todos los permisos, certificadas las empresas adjudicatarias, garantizados los avales y autorizados los avalistas…

¿Y antes todo esto no se hacía? “Se iba un poco más a bulto, sin tanto detalle ni control”. De ahí que haya saltado ahora todo lo que estamos viendo: falsos cursos de formación, EREs fraudulentos, falsas prejubilaciones, gürteles y púnicas, tranvías, campeones, mercasevillas y demás.

A todo esto hay que sumarle la famosa lista anunciada por el director general de la Agencia Tributaria, Santiago Menéndez. Por este señor sabemos que 705 personas están siendo investigadas por el Servicio de Prevención del Blanqueo de Capitales (Sepblac) como sospechosos de habérselo llevado crudo. Las cuentas no cuadran.

Dentro de este grupo hay cargos políticos, jueces, diplomáticos, altos funcionarios, fiscales… O sea, responsables públicos en los que los ciudadanos han depositado su confianza hasta cederles poderes concretos y extraordinarios de diverso tipo. Es algo muy grave quebrar esta confianza.

Por todo lo anterior pienso que lo mejor es abrir las ventanas y que corra el aire. Sin restricciones. Alguien ha dicho que tanta escandalera podría ser aprovechada por los desestabilizadores para agitar las aguas. Nada. Excusas. Hace mucho más daño al sistema esta podredumbre encubierta de años, supurando pus y detritos bajo una apariencia de moralidad y buen rollito. Hay que abrir, cortar, extirpar, limpiar a fondo y suturar.

Que vayan desfilando. Todos y cada uno. Será doloroso, sin duda, pero imprescindible para una sociedad que demanda una regeneración completa. Ya está bien de cerrar las crisis en falso. Los ciudadanos ya no podemos más.

Más en twitter: @javierfumero

 
Comentarios
Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato