Javier Fumero

Lo que no se ve: Ada Colau sigue impoluta

El otro día vi una película estupenda sobre un escritor americano algo amargado que se topa con una niña de 9 años muy despierta, valiente y con alma de novelista. Ella le pide que le enseñe a crear historias. El mentor le reta un día: “dime qué ves al final de la calle”. Cuando la chica le explica lo que tiene ante los ojos, vuelve a la carga: “ahora dime lo que no ves”.

La tesis de aquel novelista que encarna Morgan Freeman es que el arte de la ficción consiste en disparar la imaginación para descubrir lo que no se ve, lo que no es obvio, ilustrarlo y ponerlo en movimiento.

Fijémonos ahora en Cataluña y digamos lo que no se ve. A mí, una de las primeras cosas que me llama la atención es Ada Colau. La alcaldesa de Barcelona apenas aparece en las fotos. No se le ve. Está discretamente agazapada, sin mojarse, sin firmar un mísero papel que la implique en un proceso ilegal.

No es casualidad. Ada Colau está tramando algo. Tiene un plan que pasa por la Generalitat y termina en Madrid.

Ahora aprende a gobernar una alcaldía. Se brega en cuestiones municipales antes de dar el salto y ponerse a los mandos de una región que es casi un país. Establece lazos, contactos. Estará desvelando con prudencia sus intenciones a miembros de la clase empresarial, preparando el terreno, allanando el camino.

Sin exabruptos, sin quemarse, sin exponerse demasiado.

Ella siempre lo ha dicho: “Referéndum independentista sí, pero pactado con el Estado”. Esta es su posición actual sobre la celebración de una consulta que decida el futuro de Cataluña. Algo que contrasta con el irreverente “desobedeceremos las leyes que nos parezcan injustas” pronunciado nada más proclamarse alcaldesa.

Este cambio de discurso por parte de Colau, oficializado incluso hace unos meses en el documento fundacional de su nuevo partido, responde a un temor creciente: la amenaza de poder ser inhabilitada políticamente si respalda y colabora con el referéndum independentista que prepara la Generalitat para este otoño.

Ada Colau no se la va a jugar. Aspira a convertirse en presidenta de la Generalitat a medio plazo y entrar en el Congreso de los Diputados más adelante. De ahí su mutis de estos días. De ahí que se desmarque de cualquier atisbo de rebeldía.

 

Más en twitter: @javierfumero

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