Ya se está preparando la nueva expedición

Defensa ha logrado que se apadrinen 15.000 pingüinos de la Isla Decepción

Cada benefactor recibe un diploma y una foto del ejemplar al que también ha puesto nombre. La colonia habita en los alrededores de la base Gabriel de Castilla

Dos pingüinos 'apadrinados' en la base Gabriel de Castilla.
Dos pingüinos 'apadrinados' en la base Gabriel de Castilla.

La última campaña de Defensa ‘Apadrina un pingüino, diseñada para dar conocimiento a la Campaña Antártica del Ejército de Tierra, ha tenido un éxito sin precedentes. Más del 75 por ciento de la población de estos animales presentes en Isla Decepción (donde se encuentra la base Gabriel de Cervantes) se encuentra ‘apadrinada’ por españoles. Una iniciativa para dar a conocer la misión en la sociedad.


El pingüino barbijo es la especie animal más abundante en la Isla Decepción, donde los científicos del CSIC y militares del Ejército de Tierra llevan a cabo cada año, durante el verano austral, la Campaña Antártica.

El Ministerio de Defensa inició una campaña hace años para promocionar socialmente la misión y promover el cuidado del medio ambiente, especialmente entre colegios. Consiste en ‘apadrinar’ a uno de los cerca de 20.000 pingüinos barbijos que habitan en los pingüinarios de Morro Baily y Punta Descubierta (Isla Decepción), en los alrededores de la base Gabriel de Castilla.

En 2016 fueron un total de 9.433 los animales ‘apadrinados’. Este año la cifra ha alcanzado los 15.207 pingüinos, registrando un aumento superior al 60 por ciento. En total, un 75 por ciento de la población de esta especie está bajo ‘amparo’ español.

El Ejército ofrecía a los españoles que así lo deseasen unirse a la campaña a través de un simple formulario. En él debían aportar su nombre, su localidad de procedencia y el nombre que querían poner a su pingüino.

Tras ello, recibían un diploma acreditando su participación en la campaña, al que se adjuntaba una fotografía del pingüino al que habían puesto nombre.

La iniciativa no conlleva gasto alguno. Se trata de un gesto simbólico basado en el compromiso de (tal y como figura en el diploma) “esforzarse todo lo posible en cuidar el planeta y así ayudar a su pingüino para que el próximo verano austral y los siguientes, regrese a la Isla Decepción para continuar su ciclo de vida durante muchas generaciones”.

Los miembros de la siguiente expedición, que el próximo invierno regresarán a Isla Decepción, ya han sido elegidos y se están entrenando en el Pirineo oscense para aclimatarse a las bajas temperaturas del continente antártico.


 

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