Tiene un periodo de incubación de hasta seis meses

Cuatro legionarios vuelven de Irak contagiados de leishmaniasis

Uno de los afectados es el coronel jefe del contingente. Es una enfermedad que se transmite por picaduras de mosquito y puede llegar a ser letal

Despedida de los legionarios que partieron hacia Irak el pasado mes de febrero.
Despedida de los legionarios que partieron hacia Irak el pasado mes de febrero.

Por si no fuera suficiente lidiar con la amenaza del Estado Islámico o la desidia de los militares iraquíes durante su formación, las tropas españolas desplegadas en Irak deben combatir otro enemigo: los mosquitos del desierto. Hasta cuatro legionarios han vuelto a España contagiados del parasito leishmania por culpa de sus picaduras.


Según ha sabido El Confidencial Digital, los cuatro legionarios contagiados regresaron de su estancia en el campo de entrenamiento de Besmayah el pasado verano, tras cinco meses de misión.

Entre ellos se encuentra el jefe del primer contingente desplegado, coronel del Tercio Alejandro Farnesio IV de la Legión Julio Salom Herrera. Al parecer, el contagio habría llegado a través de una picadura de mosquito. Concretamente de la especie Phlebotomus, denominada ‘mosca de la arena’ y muy presente en zonas desérticas.

La leishmaniasis es una enfermedad provocada por un parasito que lleva el mismo nombre – leishmania-, que ya ha afectado a cientos de militares de la OTAN desplegados anteriormente en Irak y Afganistán. Está presente en mamíferos –especialmente ratas y perros- en este tipo de áreas geográficas. 

Seis meses de incubación y puede ser letal

El problema es que se trata de una enfermedad con un periodo de incubación muy largo –hasta seis meses-, por lo que es muy difícil de detectar hasta que aparecen los primeros síntomas: úlceras en la piel que derivan en deformaciones cutáneas y cicatrices permanentes.

Esos son al menos los síntomas de la variación más ‘benévola’ de la enfermedad, la de tipo cutáneo. Pero si el parásito llega a las mucosas o los intestinos se puede desarrollar la cara más letal de la leishmania, que puede conllevar incluso la muerte, provocando previamente fiebre, pigmentación de la piel, pérdida de peso y alteración de los componentes sanguíneos.

Tal y como informan fuentes militares a ECD, en el caso de los militares españoles, afortunadamente, su contagio ha sido exclusivamente cutáneo.

Se cura, pero deja secuelas

Para erradicar dicho parásito del organismo es necesaria la administración por vía intravenosa de varias sustancias como el antimoniato de meglumina, la pentamidina o el ketoconazol.

Según ha sabido ECD, los cuatro militares a los que se ha descubierto la enfermedad –aunque fuentes militares no descartan que puedan ser más en las próximas semanas- ya han sido tratados en sus unidades. “Se cura, pero deja secuelas visibles” advierten las voces consultadas.

Uniformes y pinturas antimosquito

Las Fuerzas Armadas españolas cuentan con métodos eficaces para evitar las picaduras y el contagio de enfermedades por parte de mosquitos. Los uniformes españoles, por ejemplo, van impregnados con permetrina, una sustancia química sintética que sirve como repelente de insectos y puede perdurar durante meses en los uniformes –pierde efectividad al cabo de determinados lavados-.

 

La jefatura de Asuntos Económicos de la Fuerza Logística Operativa adquirió hace un año siete lotes de este insecticida para tratar los uniformes de los militares desplegados en Afganistán, Irak, Malí o Líbano. Pero tal y como explican fuentes militares a ECD, el tratamiento “no es cien por cien eficaz” a la hora de repeler a los insectos, “sobre todo cuando hay tantos como en Irak”.

Defensa también probó en Afganistán una pintura especial que se puede aplicar sobre infraestructura, vehículos y uniformes denominada Inesfly. Su desarrolladora, la científica española Pilar Mateo Herrero, ganó por ello el Premio Extraordinario de Defensa en 2007.

“Irak es muy duro”

Además, en estas zonas se recomienda a los militares cubrir todo el cuerpo con telas, utilizar los aerosoles y sustancias para prevenir picaduras en la piel y el uso de mosquiteras para dormir. Sin embargo, como comentan fuentes militares consultadas para esta información, “los mosquitos están todo el rato al acecho” por lo que, pese a todas las precauciones, es difícil que no se registren picaduras.

Recientemente ECD publicó que Defensa estaba estudiando la creación de una medalla de campaña para aquellos militares que vayan destinados a la misión iraquí, ya que es la única que no tiene una condecoración. La iniciativa partió del coronel Salom (uno de los afectados por la lehismaniasis) a través de una petición por escrito. Estos cuatro casos de contagio son una muestra de que “Irak es duro”, no una mera misión de formación tal y como recuerdan fuentes militares a este confidencial.


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