EN PAUSE CON RUTH BEITIA, atleta y subcampeona del mundo de salto de altura

“Más que del ‘sí, se puede’, soy fan de ‘el que resiste, gana”

Ruth Beitia es “la” atleta española. Del momento, y de la historia del deporte femenino nacional. La subcampeona del mundo del salto de altura compagina deporte y política como diputada del PP en Cantabria.

Deportista y política del PP, Beitia pasea la bandera de España por los estadios del mundo con su sonrisa habitual.
Deportista y política del PP, Beitia pasea la bandera de España por los estadios del mundo con su sonrisa habitual.

Subcampeona del mundo en salto de altura el pasado mes de marzo, por ir al grano. Primera dama del atletismo español. Oro para la historia en la Diamond League de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo. Y medalla casi hecha en Río 2016, sus cuartos y sus últimos juegos. Iba a colgar las zapatillas tras Londres 2012, pero volvió, vio, venció y convenció. 37 años. 2.02 metros por encima del resto de España, pero los pies sobre el tartán. Fisioterapeuta y estudiante de Psicología. En 2008 entró en el PP y es diputada del Parlamento de Cantabria. Constante. Audaz. Optimista. Se ríe de Janeiro. Cree que Podemos suda la camiseta sólo para tocar poder, e invita a Albert Rivera a un partido de vóley playa. A Revilla, ni agua. A la política nacional y a la Federación Española de Atletismo, aire.

Ruth Beitia tiene una agenda estresante que se libera durante tres horas de entrenamiento al día. Por lo demás, ella lleva las riendas. Sin mediadores de prensa, a veces la vida es más fácil…

A tres meses de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, hablamos con una de las deportistas españolas con más opciones de medalla. En marzo vino de Portland con la plata del campeonato del mundo. Pero su colección de podios empezó en 2004, aunque salta con altura desde 1998. Tiene 37 años y es arrolladora. Va a por la medalla con todas las fuerzas de su alma.

La Ruth Beitia que sale en las portadas del Marca es una deportista campeona, pero su título más acariciado es ser una persona normal y corriente. Coge el teléfono. Se ríe mucho. Y curra. Estudió Fisioterapia. Ahora cursa Psicología. Su vocación política le llevó al PP de Cantabria, la tierra que le conserva como anchoa en el agua.

Hoy está en el Parlamento. Hablamos por teléfono a toda velocidad.

Beitia es una atleta que da la cara, que no huye las preguntas, que trasmite energía, que disfruta con lo que hace, que vive sin complejos y que tiene un presente deportivo como el Palacio de la Magdalena, y un futuro extra deportivo extenso como aquellas cordilleras.

La atleta sobre todas las atletas españolas tiene tres campañas abiertas a la vez: Río, el 26 de junio, y las elecciones en la Federación Española de Atletismo. Tres toros como para saltar lo que haga falta…

Cuando una persona vuela a dos metros por encima de la media del listón hay que ponerle la grabadora y dejarse contagiar.

¿Cómo va para Río?

¡Muy bien! Estamos haciendo una buena preparación y me encuentro fenomenal. Sigo con las mismas ganas y la misma ilusión de siempre, y muy motivada, porque esta es mi última oportunidad para conseguir un sueño especial en forma de medalla olímpica.

 

Se ha convertido en la gran esperanza de nuestro medallero y tiene 37 años. ¿La cantera del atletismo español existe, o está en coma?

Bueno, hay otros muchos atletas españoles que dan esperanza de medalla, como Miguel Ángel López. Y espero que pueda estar en Río Orlando Ortega, porque es una gran referencia en el atletismo nacional. Sin incidir en qué nombres propios, sí creo que tenemos una cantera excepcional.

¿Cuál es su receta para ser deportista de élite con la cabeza en el podio y los pies en el suelo?

La mía es contar con la familia que tengo y la educación que he recibido en casa, en los valores del respeto, la honestidad, y el deporte limpio. Además, ayuda mucho un entrenador, Ramón Torralbo, con el que llevo muchísimos años de trabajo conjunto y que considero mi 50 por ciento. Mi familia y mi entrenador son los que han preparado la persona que soy.

El espíritu de sacrificio, tratar bien a las personas, saber ganar y saber perder, y respetar a mis rivales, algunos de los cuales son ahora mis amigos, son valores importantes del deporte, que se fundamentan en casa, y son un buen patrimonio para nuestra sociedad.

El atletismo va casi en el ADN de su familia. ¿La familia que hace deporte unida, permanece unida?

¡Siempre! El deporte ha sido un nexo de unión muy importante en mi familia desde que éramos pequeños. Ahora, mis padres, mis hermanos y mis sobrinos son mis mayores fans. Además, los grupos de whatsapp familiares nos ayudan a estar a la última de todo, y noto con mucho agradecimiento cómo todos están pendientes de cada paso deportivo que doy.

¿Y cómo se traspasa ese ADN a las generaciones que ya nacieron con la Play Station en la sala de estar?

Pues la verdad es que ninguno de mis sobrinos me ha salido atleta, pero sí son deportistas. Sobre todo le dan al fútbol. Lo que más me importa es que sean felices, y creo que el deporte ayuda a eso, y a ser mejores personas. He ido a los colegios de todos mis sobrinos a hablar sobre mi experiencia deportiva, y me encanta que me vean como su tía, no como una deportista más o menos en el candelero. Tengo una gran preocupación en valorar a la gente por el hecho de ser personas, y me gusta que ese reconocimiento sea recíproco.

Salto de altura. ¿Cómo se salta Ruth Beitia las barreras de la vida que parecen lógicas, pero que se pueden superar?

Dándole la vuelta a la tortilla de las circunstancias difíciles, que existen, porque todo tiene un lado positivo. Buscar el lado amable de las cosas y aprender de verdad de los fracasos son buenas maneras de afrontar la vida, aunque sea dura a veces.

¿Le molesta ser icono de la mujer deportista de la España del siglo XXI?

En absoluto. Me enorgullece llegar a serlo. De todas maneras, me gusta que a los deportistas nos valoren como deportistas, no por ser hombres o mujeres.

¿Qué grita una atleta como usted en el país del fútbol hasta en la sopa?

Gritar, gritar… Digamos que, más bien, intento callarme…. La verdad es que me parece injusto el tratamiento casi exclusivo que el periodismo deportivo suele ofrecer al fútbol. No digo que haya que sacarlo de los medios, ni mucho menos. Simplemente, me gustaría que el resto de deportes tuvieran la cobertura adecuada. Me da mucha rabia que lleguen unos juegos olímpicos y se desconozcan muchos deportes, de los que se habla sólo cada cuatro años. A mí, al menos, me pasa al ver un deporte minoritario y no entenderlo…

¿Le parecen justos los sueldos de los futbolistas de los equipos españoles?

Me parecen desorbitados. Estamos en un contexto social en el que debemos tender a la equiparación y evitar diferencias tan marcadas. Dicho lo cual, ¡suerte para ellos!

La mujer en el deporte, ¿una más, o una que lucha todavía por ser una más?

Subrayando que valoro a los deportistas sin distinción de sexo, creo que en el atletismo las cosas están muy equiparadas; pero no sucede lo mismo en algunos deportes de equipo, como el fútbol, el balonmano o el baloncesto. El deporte femenino español cuenta con grandes resultados que no logran la misma visibilidad.

¿El feminismo en el deporte es victimista?

No creo. En su justa medida, creo que pretende luchar por la igualdad. De todas maneras, no soy amiga de extremos.

Lleva usted 26 años con el mismo entrenador. Y dice que no han discutido nunca. ¿Obedecer al que sabe nos hace mejores que creernos los más listos?

No sé si obedecer al que sabe nos hace mejores o no, sólo sé que yo he tenido mucha suerte. Llevamos toda la vida trabajando juntos, en una relación basada en el consenso, y de la que aprendemos el uno del otro, para lo bueno y para lo malo. Yo he crecido a su lado como atleta, y él, dice, ha crecido también conmigo como entrenador.

Usted compitió. Anunció que lo dejaba después de Londres 2012. Volvió. Vio. Y Triunfó. Me dicen por pinganillo que a ver cómo arreglamos el dicho de que segundas partes nunca fueron buenas…

Es verdad… Creo que mi historia puede ser la excepción que confirme la regla… He podido tener una segunda oportunidad y estoy muy feliz. Me siento más deportista que nunca. Ya no veo esto como una profesión, sino como una pasión.

¿Rectificar es de deportistas de verdad?

Sí. Y de sabios. Siempre hay que estar dispuestos a rectificar cuando la decisión adoptada no se corresponde con la verdad de cada uno.

Entrenar. Entrenar. Entrenar. ¿No le cansa la rutina que se necesita para llegar a lo más alto del deporte?

¡Al contrario! ¡Todos los días estoy deseando que llegue el momento de entrenar! Comparto mi vida deportiva con la laboral como diputada del Parlamento de Cantabria. Y muy consciente de mis responsabilidades políticas, y muy orgullosa de poder servir así a la sociedad, siempre anhelo que se acabe la jornada laboral para saltar a las pistas. Además, los entrenamientos son los únicos momentos en los que me permito la licencia de desconectar el móvil. Después, cuando termino, me dedico a devolver las llamadas. He conseguido que los entrenamientos sean un momento muy especial.

¿Cómo se ajusta la agenda?

Además de mi tarea como diputada y como deportista, estoy cursando Psicología. Me gusta mucho madrugar. Me despierto a las 07.00, y hasta las 09.00-09.30 estudio. Después me voy a trabajar al Parlamento, hasta las 13.30. Tengo dedicación parcial. Suelo estar 4 horas, aunque a veces son 3, y otras son 7. Así es la política. De todas formas, intento tener la cabeza las 24 horas del día pendiente de lo que sucede en Cantabria.

En 2008 entró en política de la mano del PP de Cantabria. Lleva 8 años: ¿los partidos sirven, de verdad, para mejorar la sociedad?

Al final, somos los que nos votan democráticamente, y somos muy conscientes de la responsabilidad que tenemos para que la región, en este caso, vaya mejor. Yo trabajo en áreas que me llenan mucho: deporte, discapacidad, mujer, juventud… Pienso que, especialmente en la pasada legislatura, hicimos un gran trabajo.

¿Por qué los deportistas profesionales son más de ir en listas del PP?

Pues no sé… Yo siempre he entendido que el PP es el partido que representa mis ideales. Es posible que la relación entre deportistas y PP sea casual, o a lo mejor es que el deporte nos gusta especialmente a las personas del PP, como se puede ver en la gran tarea realizada durante esta legislatura por el Consejo Superior de Deportes, con Miguel Cardenal al frente. Ha hecho un trabajo excepcional, que tendrá muchas consecuencias en el presente y el futuro inmediato del deporte español.

¿A usted le han puesto muchas zancadillas en el tartán por ser del PP?

Deportivamente, no. Aunque hay muchas personas que no saben diferenciar las cosas. Me siento muy querida en Cantabria y muy respetada en mi país. Mi ilusión es que la gente disfrute al verme saltar.

¿Ve usted a los de Podemos sudando la camiseta?

No sé, no sé… La impresión es que sólo sudan la camiseta para hacerse con el poder, implique lo que implique. Después de estos meses, ya sabemos de qué pie cojean. Desde luego, no creo que sean la política del futuro.

¿A qué competiría con Albert Rivera?

Estaría bien poner a todos los líderes de los partidos a saltar, a ver quiénes, de verdad, están a la altura… Albert Rivera es pequeñito… Quizás le invitaría a jugar un partido de vóley playa.

¿Se imaginó España con Pedro Sánchez de presidente?

Para nada. No creo que sea bueno para nadie tener un Gobierno en funciones y repetir las elecciones. Dicho esto, en estos meses los partidos han enseñado sus cartas y se ha demostrado que algunos líderes lo único que querían era gobernar a cualquier precio.

¿Con qué otros tres políticos montaría una carrera de relevos?

Con Ignacio de Diego, presidente del PP en Cantabria y ex presidente del Gobierno de la región; Íñigo de la Serna, alcalde de Santander, y Cristina Mazas, compañera y ex consejera de Economía, Hacienda y Empleo del Gobierno de Cantabria.

¿Y con qué políticos nacionales?

Con Mariano Rajoy, Albert Rivera, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.

¿Usted cree que ha llegado el momento de que Rajoy ceda el testigo?

No es una decisión mía, ni creo que deba posicionarme. Lo que sí tengo claro es que es bueno para España que el PP siga al frente del Gobierno central.

¿A qué cuatro deportistas de élite les animaría a meterse en política?

La política no es una actividad más, es vocacional y una manera muy particular de entender el servicio público. No sé qué deportistas pueden sentir esta misma pasión.

Un deportista de élite que pelea es respetado por todos. ¿Cómo se hace respetable la política?

Estamos en horas bajas, eso es evidente. La política ha perdido la confianza de muchas personas. Atravesamos una etapa con excesivos episodios de corrupción. Mucho dopaje... Mi ilusión es convivir dentro de un deporte limpio y de una política limpia.

¿Mucha pájara entre los políticos cuando asumen un cargo público y ya tienen nómina asegurada?

Espero que no… La política no es una profesión, o, al menos, no debe serlo. Mi intención en el ámbito deportivo es retirarme en lo más alto, cuando sea consciente de verdad de que no puedo conseguir más. Creo que esa mentalidad es interesante para la política, para que sepamos dar paso y renovarnos cuando ya no exista nada nuevo que podamos aportar.

¿En qué disciplina olímpica  ve futuro para Miguel Ángel Revilla?

No me apetece hablar de él.

Usted ha tenido responsabilidades políticas en Cantabria en el ámbito de las personas con discapacidad. ¿Hay mucho postureo social con estos ciudadanos, en un país donde se negocia si se nace o no se nace con una enfermedad como el Síndrome de Down?

El PP es el partido de la vida, que defiende a todas las personas. No creo en las diferencias entre las personas, ni en las clases sociales. Es evidente que la política no puede utilizar a las personas con discapacidad como una foto fácil, y que lo que cuenta es luchar por ellas de verdad, con propuestas. El Parlamento de Cantabria fue el primero en aprobar una Comisión de Discapacidad para pelear por los derechos y los deberes –que también son importantes- de las personas con discapacidad, porque tampoco se trata de regalarles todo. Eso sería puro postureo.

Cuando se está a dos metros de altura sobre el resto, ¿se ve lo que de verdad importa? ¿Qué es?

El trabajo hecho durante tanto tiempo. A dos metros sobre el suelo se ve la recompensa de algo que hacemos entre mi entrenador y yo.

Javier Sotomayor le dijo que llegaría lejos en el salto de altura y ahora es su ídolo number one. ¿El deportista de élite nace o se hace?

El deportista, sobre todo, nace. La influencia genética es fundamental. Aunque también es verdad que he visto a personas con condiciones excepcionales para el deporte que se han quedado por el camino, porque quizás no tenían, o han perdido, algunos valores necesarios para seguir adelante, como saber ganar y saber perder. Llegar es fácil. Lo difícil es mantenerse.

Como fisioterapeuta: ¿mucho masaje al líder de un partido dentro de los partidos, o hay margen para decir las cosas claras, aunque duela?

Como fisioterapeuta estoy bastante oxidada… Pero sí, hay mucho peloteo y mucho tonteo. Los políticos somos personas, y los partidos están compuestos por personas. A partir de ahí, todos salimos del mismo rasante hacia donde las condiciones, la preparación y el destino nos lleven.

Como estudiante de Psicología: ¿criticamos la política española por encima de nuestras subjetividades?

Es muy fácil ver el partido desde el sofá y criticar al árbitro, y al equipo contrario… En política sucede igual. Es difícil gestionar una región y un país, y a veces somos injustos al valorar el trabajo de los políticos, que dedican muchas horas que no se ven. Es verdad que los políticos hemos puesto fácil que la gente desconfíe de nosotros, pero, igual que nadie valora las horas intensas de un entrenamiento, sobre todo si lo que viene después es un fracaso, en política hay mucho talento oculto puesto al servicio de los ciudadanos que queda relegado por la crítica fácil.

¿Cómo circula de limpio el aire en la Federación Española de Atletismo?

También estamos de precampaña electoral en la Federación. Las próximas elecciones son el 26 de noviembre. Yo formo parte, como vocal, de la junta directiva que preside José María Odriozola. Es verdad que hasta ahora no ha habido un relevo institucional, y quizás eso traiga aire fresco a la federación. Pero, sí, creo que el aire está limpio.

¿Qué premio se merecería un atleta como García Bragado?

Todas las veces que me preguntaron sobre quién debería ser el abanderado de nuestro país en los Juegos Olímpicos de Río 2016, dije que pensaba que tenía que ser García Bragado. Lleva siete juegos olímpicos sobre sus espaldas, y siempre al cien por cien. Aunque no sea tan conocido como Rafa Nadal o Pau Gasol, él era nuestro abanderado ideal.

Su biografía deportiva tiene un hilo conductor: el valor del esfuerzo. ¿Ve usted cultura del esfuerzo en las generaciones venideras?

Estamos en tiempos difíciles. Ya no se gana lo de antes. Los que hoy se dedican al atletismo lo hacen porque les gusta, y porque aman el deporte. Yo sí veo a mucha gente al pie del cañón. Las nuevas generaciones están asumiendo de nuevo los valores que nos han caracterizado siempre. Además, ahora el atletismo está enriquecido por la variedad, con representantes en todas las disciplinas, y con unos técnicos que han mejorado mucho con el paso de los años.

Usted destaca que una de sus máximas es no mentir nunca. ¿Se fía de cualquier político?

No. En absoluto. Dentro de los discursos de los políticos hay muchas mentiras.

¿Y se puede decir la verdad leyendo textualmente los argumentarios de los partidos?

Depende de quién los haga… Los argumentarios son sólo un reflejo de lo que intentamos transmitir a la sociedad. Y sí, unos son más ciertos que otros.

¿Cuándo salta hacia el cielo, piensa en Dios?

Sí. Soy católica practicante y pienso en Dios; en ese momento, y en otros.

¿Cuál es la pértiga de su vida?

Más que pértiga, lo que utilizo son mis piernas… Mi motor es la felicidad. Me considero una persona extraordinariamente feliz.

¿Y quién es su colchoneta?

Mi familia y mi entrenador son donde siempre puedo caer, donde nunca me mueven el soporte de mis caídas, el lugar confortable en el que aterrizar. Además, tengo un buen grupo de amigos que me sirven para caer a gusto y muy segura.

Muchas horas en la vida para subir 1 centímetro. ¿Se puede ser deportista de élite sin aprender de los fracasos?

No. En absoluto. Los fracasos son fundamentales. Caerse y levantarse es una rutina esencial en el deporte. Mirar hacia atrás para aprender es de las lecciones más contundentes.

¿El atletismo da de comer?

A poca gente. Yo soy una privilegiada.

¿Cómo se ve a los 40?

No sé. Soy muy del aquí y ahora. En cualquier caso, me veo sonriendo día a día.

Llegan sus últimos Juegos Olímpicos: ¿Sí se puede?

¡Sí se puede! Son mis últimos juegos, porque es difícil estar al cien por cien en salto de altura con más de 37 años. De todas formas, tengo mucho karma acumulado, porque me considero una buena persona, y sé con todas mis fuerzas que quiero aprovechar esta oportunidad para conseguir el sueño de la medalla olímpica. Más que del “sí se puede”, soy fan de “el que resiste, gana”.

REBONINANDO

Deporte, deportividad, limpieza, retos, audacia, listones, esfuerzo, valentía, sangre, sudor, lágrimas, emoción, superación.

Política. Y lo que el universal colectivo añade por inercia como epítetos con bilis.

Deporte. Política. Interesante binomio.

Caballeros y señoras sobre el tartán de un parlamento, dispuestos a llevarse el oro para el pueblo, pero con el pueblo. Partidos con juego limpio, verdades sin anabolizantes, respeto al rival, sin temor al fracaso, dispuestos a dejarse la piel por cada centímetro de las tierras que representan.

Política sin dopaje. Imagínense.

Ruth Beitia cree que se puede, y se debe.

Y no es cuestión de colocar un gimnasio en las cámaras autonómicas para que sus señorías se quiten la corbata o los tacones y eliminen las toxinas. No. Esto es más casi una enmienda deportiva a la totalidad. Menos judo y más dobles. Menos faltas y más goles. Menos reveses y más drives. Menos esgrima y más pactos. Menos pájaras. Menos nulos.

Para cien metros lisos que son la vida, suden la camiseta. Muevan el esqueleto, pero no para correr detrás de un asiento, que eso está muy feo.

Así, en frío, con otra campaña electoral tocando bola, un panorama así sería tan épico…

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