Rodrigo Rato, convencido de que los mercados le han dado la razón. La salida a Bolsa de Bankia sería imposible ahora por la ‘tormenta financiera’

El presidente de Bankia está satisfecho tras la decisión de salir a Bolsa en pleno mes de julio. Está seguro de que los mercados le han dado la razón. Rodrigo Rato es consciente de que la puesta de largo del nuevo banco hubiera sido impensable tras las vacaciones de verano debido a las turbulencias financieras que sufren ahora mismo las bolsas.

Según ha podido conocer El Confidencial Digital por fuentes cercanas a Rodrigo Rato, el presidente de Bankia siempre se mostró convencido de que la colocación de las acciones debía ser “cuanto antes” para no coincidir con un posible adelanto de las elecciones generales a otoño -como finalmente ha ocurrido- o con la salida a Bolsa del 30% de Loterías y Apuestas del Estado –véalo aquí-, prevista también para después del verano.

A pesar de la ‘tormenta financiera’, como la definió el propio Rato el día del estreno bursátil de Bankia, la entidad no cambió su hoja de ruta porque seguía viendo oportunidades para salir a Bolsa antes de las vacaciones. Su razonamiento era claro: la misma incertidumbre que existía a mediados de julio en los mercados podía continuar en otoño, por lo que consideró que se daban las condiciones idóneas para su salto al parqué en aquel momento.

Pues bien. Según las fuentes consultadas por ECD, el presidente del nuevo banco liderado por Caja Madrid y Bancaja está “satisfecho” con haber lanzado a la entidad a la búsqueda de inversores en julio. El desplome actual de las Bolsas; la prima de riesgo, en máximos históricos; y la falta de medidas de choque para calmar a los mercados hubieran complicado enormemente esa labor en los próximos meses.

La situación de los bancos italianos

Rodrigo Rato no sólo celebra que Bankia haya salido ya a Bolsa por el adelanto electoral al 20-N, o por no coincidir con la puesta de largo de Loterías, la mayor OPV de la historia de España. Los bancos italianos necesitan obtener 150.000 millones de deuda para 2014.

Los mayores rendimientos en los bonos aumentarán los costes de financiación, lo que presionará la rentabilidad y estimulará a las entidades a efectuar un desapalancamiento, socavando aún más el ya débil crecimiento italiano. Además, comprar más bonos públicos aumentará las tensiones de los mercados sobre la exposición soberana, y una mayor dependencia en el Banco Central Europeo tampoco tranquilizará a los acreedores.

Si los parlamentos de la zona euro aprueban los cambios en el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, se podría comenzar a comprar bonos italianos en septiembre. Esto ayudaría a revertir el círculo vicioso actual. Sin embargo, todas estas actuaciones no serán suficientes si los inversores tienen temores fundados sobre la solvencia de Italia.

 

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