Qué hacer para mantener las verduras frescas en verano

En verano, una tercera parte de las verduras que compramos se pudren antes de que podamos comerlas y terminan en la basura. Conoce cómo evitarlo con estos sencillos consejos.


Verduras y hortalizas.
Verduras y hortalizas.

Antes de comprarlas es importante que inspecciones la verdura que piensas adquirir. Si no da sensación de frescura, probablemente tengas razón. Una manera de saberlo es comprobar si está tersa y firme. También hay que fijarse en su tallo: cuantas más hojas tenga significará que lleva menos tiempo desde que fue recolectada.

Es fundamental elegir bien cómo y dónde conservarás los alimentos hasta que los vayas a cocinar. Si vas a guardarlas en la nevera, es necesario colocarlas en el cajón específico que hay en el refrigerador para ellas, donde la temperatura no sobrepasa los 4º. Aunque no todas necesitan estar en el electrodoméstico.

No lavarlas antes de guardarlas

Es muy importante no lavar las verduras antes de guardarlas, para evitar un exceso de humedad. El lavado acelera el proceso de descomposición, por lo que no es recomendable guardar las verduras ya limpias. En caso de que tengan algo de tierra, es mejor sacudirlas.

¿Nevera o despensa?

Algunas, como patatas, cebollas, ajos y tomates, se conservan mejor fuera aunque, eso sí, en un lugar fresco, seco y oscuro. Lo ideal es guardarlas en un recipiente con tapa y algún tipo de agujeros o rejillas, de manera que estén ventiladas y no puedan recibir la luz directa.

Si vas a guardarlas en bolsas, que sean de plástico perforadas. Es el mejor sistema porque permite que se mantengan hidratas y evitan las apariciones de moho. También puedes envolverlas en papel de cocina, pero nunca en envases cerrados.

Otra alternativa: congelarlas

En el caso de que vaya a pasar mucho tiempo hasta que las comas, la solución es congelar las verduras. Pero para hacerlo perfectamente, tendrás que seguir unos pequeños pasos: primero habrá que lavarlas, después puedes elegir entre cortarlas en pequeños trozos o mantenerlas enteras, y por último guardarlas en un envase que este adaptado para las temperaturas del frigorífico.

Conservas, mermeladas…

Una de las maneras más clásicas para mantener las verduras es conservarlas vinagre o aceite. También si prefieres utilizarlas con un toque dulce, puedes hacer una mermelada con algunas hortalizas como el tomate o la zanahoria.

Si quieres utilizar todos los elementos del alimento, también puedes aprovechar la piel de algunas verduras para distintas comidas. Desde distintas frituras con las hojas de los puerros y apios, entre otros, hasta caldos con las partes más duras de los espárragos.

Para verduras más habituales en estas fechas, como el caso de la lechuga, es muy recomendable escoger aquellas que no tengan manchas ni hojas rotas. Cuando quieras comerla, no la dejes mucho en remojo ni la cortes en trozos pequeños para que no pierda nutrientes. 

 


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