JOSÉ MOTA, actor

“España entera está pidiendo a gritos darse un abrazo”

José Mota es la alegría de la huerta televisiva. Acaba de interpretar a El hombre de tu vida (TVE), y en 2017 estrena largo: Abracadabra. Su realismo optimista y contagioso da otro salto al cine. Mientras, el rey de los gestos pide un abrazo a la España postelectoral: el país del carnero contra frontón.

En todos los personajes de Mota hay mucho de José Sánchez, el actor más versátil de España.
En todos los personajes de Mota hay mucho de José Sánchez, el actor más versátil de España.

Les cuento un poquito por encima cómo está el tema: para José Mota ya es Navidad. En plenos Sanfermines, el fuego artificial con el que España cierra el año está pariendo la Nochevieja. Total: un año sin Gobierno es más previsible. Después vendrá su giro de 180 grados con Abracadabra, donde él y su flequillo nos hipnotizarán desde el cine. Y así. A sus 50 palos, el hombre de la vara está como Jarek, el butanero. Parto caja. La agenda de trabajo del actor-humorista-guionista-director-antropólogo es el ansia viva. Mota no es un showman. No. No confundamos. José Mota es un cronista social con fama de cómico, que dice verdades como puños, sin ring. Lo suyo es construir puentes con gracia poniendo minas a lo que el ojo ve, pero la subjetividad –o la cara, o el poder, o los medios, o todo- esconde.

Madrid. Miércoles. 16.30 horas. Más calor que alicatando una pirámide. El hombre que ha sido Rey, Rubalcaba, Mariano, Iglesias, Esperanza Aguirre, La Blasa, y España en tres dimensiones, aparece en el hotel. Llega de gorra, y con cara de darle fuelle al estómago que luego vienen las úlceras. Su cuerpo pide tierra. Y su cara clama por unas vacaciones por caridad cristiana…

José Sánchez Mota de frente, sin pelucas, sin maquillaje. Ya está preparando el especial de Nochevieja después de un año intenso. Muchas gallinas que entran en el corral de su agenda de trabajo: en abril acabó la segunda temporada de José Mota Presenta. En mayo estrenó El hombre de tu vida. Y en 2017 vuelve al cine con Abracadabra. Todo eso, con sus grabaciones, sus guiones, sus mermes y sus cosas. Sin magia. Con el sudor de sus entretelas.

En vaqueros, el hombre más versátil de España toma asiento. Yo ya sabía que los humoristas no son sonajeros con pilas durante 24 horas. Y que los actores actúan cuando trabajan, pero viven sin careta el resto del año. Hoy estamos con el Mota vecino-del-barrio. Lo que no sabía es que detrás de este señor, más que jijís y jajás hay un antropólogo con pulso periodístico digno de la BBC.

Abrimos la puerta del garaje. Behind the musgo nos encontramos con este jardín:

Este es su curso olímpico: programa, serie, película, tercer hijo… Le veo muy en forma a sus 50 primaveras…

En forma profesional, sí. No tan en forma en cuanto a lo personal, porque también me gustaría parar un poco y consumir vida…

Abracadabra: “Una mujer de barrio del sur de Madrid descubre que su marido ha sido poseído por un espíritu y busca a un aficionado al hipnotismo…”. Claramente, hay películas pensadas para usted…

Un aficionado al hipnotismo que resulta ser su primo, que soy yo… Abracadabra es un maravilloso cuento en formato de comedia, dentro de un drama que sólo un maestro del guión y de la dirección como Pablo Berger se atrevería a hacer, porque es un guión muy atrevido y arriesgado; pero él da tres piruetas y cae de pie perfectamente. Estoy muy sorprendido con el sutil trabajo de Pablo.

Y ese flequillo ochentero con el que le han caracterizado en la película…

 

Pablo quería un físico alejado de mi imagen para intentar crear un personaje nuevo. Él tenía su icono en la cabeza, y yo me he sentido muy a gusto con ese papel. El equipo de caracterización hizo una peluca muy cuidada, pelo a pelo, de manera que parece todo muy natural.

Dice Pablo Berger que Abracadabra es “un drama dentro de una comedia dentro de un filme de género fantástico dentro de una película de terror”… Un poquito de todo, como en la vida…

Sí… Sin tener nada que ver, porque son absolutamente distintas, esta película parece del género de esas licencias narrativas que a veces tiene Woody Allen cuando desgrana historias como La rosa púrpura del Cairo o Midnight in Paris. No hay más que conocer a Pablo Berger para saber que sus películas son muy hijas suyas. Es una persona que ama mucho la sutileza, cuida especialmente el lenguaje de la imagen, y con todo quiere decir cosas. Ver cómo ha mimado el metraje y vivirlo en primera persona ha sido para mí una experiencia muy bonita.

Señor Mota: no sé si será usted El hombre de tu vida. Pero está claro que es la alegría de la huerta televisiva. No sé si los audímetros le dan las gracias, pero la gente de la calle parece que sí…

Desafortunadamente, El hombre de tu vida no ha funcionado como queríamos, pero la vida está llena de estos momentos, de los que también se aprende: qué hacer, qué no hacer… Ahora me están surgiendo nuevos proyectos de ficción y estoy muy contento.

Tengo una teoría: creo que sus José Mota Presenta son los telediarios más sinceros de la parrilla, y sus especiales de fin de año, los Informes Semanal que muchos periodistas soñarían hacer…

Desde siempre he querido darle un carácter especial a los programas de fin de año, para los que tengo más tiempo. A mí me interesa contar historias de lo que tengo alrededor. El cómico debe tener cierto compromiso social con lo que ve, y dar una opinión. No es que uno esté en posesión de la verdad, ni mucho menos, pero me gusta poner sobre la mesa las cosas que nos pasan, con mi versión de los hechos. Por ejemplo, en el especial de Nochevieja pasado, El resplandor en la Moncloa, quisimos contar que el poder hace que pierdas la toma de tierra. Relatamos que todos los presidentes que han pasado por Moncloa, de alguna manera, perdieron el contacto con la ciudadanía. Poner toda la carne en el asador para hacer un pelín de denuncia social siempre me ha gustado. Hay cosas que creo que tengo la obligación de contar.

¿Usted ve crítica social constructiva en los medios de comunicación?

Con honestidad absoluta, ¿qué medio es totalmente independiente? No lo sé. Tampoco conozco los entresijos de lo que mueve a los medios de comunicación, qué accionistas hay detrás… Es complicado. De todas formas, difícilmente se pueden callar verdades a gritos ahora mismo. Es posible que haya sobreinformación y desinformación pero, cuando una verdad clama, no se puede tapar.

Pienso en Un país de cuento. La gente vio aquel especial de fin de año, y concluyó que esos sketeches sí le representaban…

Sí. La gente necesita que le cuenten esto, con la herramienta maravillosa del humor, que le quita mucha crudeza a la realidad y no araña. El humor barniza todo con una pátina de cierta dulzura y, en mi caso al menos, algo de esperanza, pero no esconde la verdad. Esto forma parte de las señas de identidad de todo el equipo que trabaja conmigo: no queremos un programa al uso de despliegue de sketeches, que pueden hacer reír más o menos. El formato periodístico con humor nos ofrece la posibilidad de decir muchas cosas, sin herir a nadie pero haciéndonos reflexionar.

Elegir a Jordi Évole y a Ana Pastor(cilla) para muchos de sus sketchs, ¿qué significa?

Eran secciones que nos daban muchísimo juego para hacer precisamente eso de contar las cosas que vemos de una manera muy concreta. En el caso de Ana Pastorcilla nos permitía hacer entrevistas que, si no hubiera hecho una niña habrían sido muy crudas. La dulzura que aporta un niño me permite contar ciertas realidades sin hacerlas agrias para los espectadores. Se puede hacer denuncia sin ser insultante. Hay una cuestión que va en el ADN de mis trabajos: no me gusta cuestionar el perfil personal de nadie, aunque sea de alguien con proyección pública. Creo que no tengo ningún derecho a hacer eso. Esto son valores que conforman la manera de afrontar mi profesión. Trato de obviar siempre las cuestiones privadas. El cómico tiene derecho a ironizar sobre los que ostentan un cargo público, pero ir más allá, no.

Jordi Évole ha manifestado en varias ocasiones que le encantan sus parodias. ¿A Ana Pastor también?

Tengo contacto con ella. Conmigo ha sido siempre súper amable. Alguna vez hemos contactado vía twitter y estaba encantada. Me gustaría que viniera ella misma a hacer de ella misma en algunos de mis programas.

Ana Pastorcilla lo bordaba, la verdad.

Es estupenda. Ahora va a hacer un largo y está doblando alguna peli. Es muy buena artista, y tiene mucho talento. Le descubrimos por casualidad. Cuando grabábamos Un país de cuento me ofrecieron varios perfiles de niñas, y ella se parecía más a la Princesa. La llamamos y me quedé sorprendido de lo buena actriz que era.

Creo que Rubalcaba está en el top ten de los que mejor se toman sus parodias. No sé si tiene a mano más gente que le haya dicho: “Te has dao cuenta tú también, ¿no?”

Sé por terceros que al Rey emérito le gustó mucho aquello que hacíamos de los cinco minutos antes del discurso de Nochebuena. Era una parodia con cierto toque de humor absurdo, que permitía mostrar una imagen del Rey distinta, más cercana todavía a la gente. Tengo certeza de que le gustó.

Bertín Osborne. Cuéntame. Mariló Montero. ¿No estará también usted pensando en dejar TVE?

En TVE me siento a gusto, pero le digo la verdad: cuando estuve en Mediaset me dieron un trato excelente. Lo tengo que decir. Mi relación con Paolo sigue siendo fantástica. Hace poco fue el cumpleaños de los dos, y siempre nos felicitamos. Tengo buena relación con Mediaset, y en TVE, por supuesto, porque es mi casa desde hace más tiempo.

España entera pide un gesto político a todos los partidos para conectarnos de nuevo. Y usted es el rey de los gestos: denos pistas.

España entera está pidiendo a gritos darse un abrazo, pero los mecanismos para que ese abrazo se produzca no los estamos gestionando bien...

Su humor es familiar. ¿Ese es su logro, o su techo?

Uno es lo que es, y somos muchas cosas. Somos tanto como aquello que seamos capaces de soñar, porque la vida está para eso, para intentar cumplir los sueños que tenemos. Esto es un juego. Además, la vida es muy rápida. En la medida en que voy haciendo años, tengo la sensación de que me duran menos. Cada vez me aferro más a pensamientos como: ¿Yo soy feliz haciendo esto? ¿Quieres seguir, o no? ¿Arriesgo con esto otro, aunque pueda ocurrir como con El hombre de tu vida que, por mil razones, a las que no vamos a entrar ahora, no ha funcionado igual? Acabo de terminar Abracadabra. Hay otro proyecto de largo encima de la mesa, y seguiré, si Dios quiere, haciendo toda la ficción que pueda, porque me encanta.

No le gusta reírse de cintura para abajo. ¿En el país de Torbe hay algo que represente más personalidad que eso?

Yo soy bastante respetuoso con los diferentes tipos de humor. A mí me puede gustar menos el humor de cintura para abajo, pero no lo prohibiría… Uno trata de afirmarse con lo que le parece que es la mejor manera de hacer su trabajo.

Digo que es tener más personalidad, porque me parece que ese tipo de humor siempre es un recurso más fácil…

Para mí, sí. Pero es mi opinión. Yo no quiero sentar cátedra. A mí me interesa un humor más reflexivo, que me esté contando algo y, por supuesto, que sea siempre divertido. Doy prioridad al contenido por encima del continente. Detrás de la risa y la mueca, ¿qué estoy contando? El humor es una herramienta magnífica que invita a la reflexión y al pensamiento sin ruborizarnos. Y también es una herramienta maravillosa que hace que podamos digerir, sin escandalizarnos, el monstruito que todos llevamos dentro. El humor nos ayuda a aceptarnos y nos salva del suicidio, como decía un amigo.

Dice usted que “el humor se sustenta en nuestras propias miserias”. Y a mí me encanta la gente que es feliz sin necesidad de tener que dar la impresión de vivir en Disneyworld…

Con los pocos años que tengo, que son muchos, me voy dando cuenta de que el arte de vivir consiste en torear con lo imperfecto. La vida tiene momentos jodidos pero, si uno es capaz de encajarlos y entenderlos, la dureza es relativa. Créame: somos muy dueños del volante de nuestra vida. Casi nada es para tanto. Sí, hay enfermedades, y muertes… evidentemente, pero nos ocurren muchas cosas al día que nos hacen sufrir y, con el paso del tiempo, esos episodios terminan adoptando su justa dimensión. Incluso sucesos que nos hicieron llorar, hoy nos hacen reír. Woody Allen dijo que “comedia es tragedia, más tiempo”. Y es verdad. Lo interesante es darnos cuenta de que, a pesar de los obstáculos y las pruebas difíciles que existen en la vida, si no nos los tomamos demasiado en serio lo pasaremos lo mejor posible.

Con todo esto no obvio que hay gente que lo está pasando muy mal, con asuntos duros como el paro. Soy muy consciente. Pero que no se nos escapen los momentos bonitos.

¿Cuántas veces ha pensado: “Vamos a hacer una cosita. ¡Patricia, coge a los niños, y entierra a Mota. José Sánchez y familia se fugan a Montiel!..

Alguna vez, pero debería hacerlo más…

Cuando un cómico de la tele pasa a ser actor de cine, ¿tiene la misma capacidad de resguardar sus principios?

Entre la televisión y el cine sólo cambia el escenario.

Con La chispa de la vida le nominaron para el Goya al Mejor Actor Revelación. ¿Con Abracadabra podría caer una nominación a Mejor Actor Secundario?

No quiero pensar en eso. Quiero pensar sólo en que mi trabajo valga a todo el conjunto del proyecto. Lo demás es añadidura. Que luego te ilusionas y no estás… y yo prefiero no pensarlo…

Y una cosa. Si Dani Rovira no vuelve a la gran noche de la Academia del Cine ¿Usted se ve presentando los Premios Goya?

Dani Rovira debe seguir presentándolos, porque lo hace muy bien.

Usted, que ha actuado en el pub Bradbury y en el residencial Paraíso. Usted, que ha hecho Tutti-frutti, que sale en Torrente, que ha imitado a Santiago Carrillo bailando break dance. Usted, que ha doblado a un burro y a un mono de dibujos animados… Usted: ¿No tiene miedo a perder su personalidad entre tanta careta?

Todas las cosas que uno hace llevan parte de sí mismo. Nunca dejas de ser tú por entero. La conexión con la realidad no desaparece nunca.

¿Su familia es lo primero?

Sí.


Perdóneme que abra la puerta de su casa dos segundos. Me llama la atención que Wikipedia relate que usted y su mujer –Patricia- se dieron un tiempo para después retomar su matrimonio. Me llama la atención, porque Wikipedia no suele entrar a esas cosas. En cualquier caso: ¿Volver a empezar es más importante que seguir?

Volver a empezar es más importante que seguir, si seguir sin hacer un parón no aporta nada. Si el haber dado al stop por un tiempo ha supuesto recolocar todos los muebles del alma de uno y de otro, evidentemente ha merecido la pena.

¿Qué ha aprendido de ser el hombre ideal después de la serie?

Profesionalmente, ha sido una aportación importante para mi trabajo de interpretación. He estado durante tres meses con un proyecto que ha resultado duro, porque tenía mucho papel y poco tiempo para hacerlo. Desafortunadamente, la audiencia no ha sonreído a la serie, pero saco lo positivo. Todos los profesionales de la interpretación tienen momentos y proyectos con más y menos éxito. ¡Todos! Que todo salga bien es muy difícil…

Durante estos meses muchos periodistas le preguntan al hombre ideal cómo era su mujer ideal. Yo le pregunto: ¿cómo se aprende a ver ideal a la nuestra cada día?

No lo sé… Quizás no juzgando a nadie. Cuando empiezas a no soportar a alguien también puede haber un efecto espejo y que veas una parte de reflejo personal en ese alguien. Empiezas a reconocer defectos que tú también tienes pero no te los dices. Hay cuestiones que separan que forman parte de uno mismo. Yo no tengo la varita mágica para hacer que las relaciones de las personas funcionen. A veces, lo mejor es separarse…

Pero supongo que esas crisis de hogar con humor se llevan mejor…

¡El humor en la pareja es lo más importante!

De su madre, entre otras cosas, ha heredado el gusto por el equilibrio en todo. ¿Sobre qué se apoya ese equilibrio en Mota?

Tengo mis razones: mis hijos, mi mujer, mi madre, mi familia… Mi padre tristemente se marchó, pero me ha dejado una educación grandiosa y muchos valores: el amor, el respeto al trabajo... Cuando uno de tus padres se va, uno de tus pilares cae y te quedas un poco cojo. Pero ese dolor va pasando, y te vas apoyando en lo que te dejó, porque eso nunca muere.

¿Le mota ser una especie de Peter Sellers made in Spain?

¡Hombre, pues muchísimas gracias por el cumplido! Peter Sellers es uno de los grandes de la comedia mundial. Me mola…

Dice el director de su última película que Maribel Verdú es el Quijote, y usted es Sancho Panza. ¿Qué?

Bueno, en Abracadabra soy el primo de Maribel y le acompaño durante toda la peli. Ella me gusta, pero es una relación quiero-no puedo, porque hay lazos familiares. Yo la protejo. Ella tiene una relación un poco tensa con su marido, y el marido no me puede ni ver a mí, porque represento una cosa totalmente contraria. Él lo sabe, yo lo sé. No nos aguantamos… Lo que pasa es que él físicamente me puede…

En la película he tenido una relación maravillosa con Maribel Verdú. Es una profesional súper generosa. No me esperaba encontrarme una persona con los pies tan en la tierra. Me ha encantado tener la suerte de compartir con ella esta producción.

¿Qué país prefiere: el de los cuentos oficiales, el de las redes sociales, o el de los pueblos sin antena para móviles?

El de las redes sociales, no. El de los cuentos oficiales, tampoco. Me quedo con el de los pueblos sin móviles.

Dice en varias entrevistas que algunos de los trabajos le han “caído del cielo”. ¿Su fe mueve montañas?

Hay muchas posibilidades de que la fe se manifieste en cualquier persona con ilusión y ganas.

Por lo que leo, usted ha pasado de trabajar en tensión a disfrutar con pasión en el trabajo. ¿Cómo es esa receta?

Tirando lastre de miedo, de inseguridades, de lo que piensan los demás… Al  final, todas esas cuestiones pueden llegarnos a importar más que el trabajo bien hecho. Incluso a veces eres tú mismo tu peor crítico. Con el paso del tiempo aprendes a abrazar más tu opinión.

¿Le apetecería liderar un Médico de familia, una serie que ponga de moda las mesas de camilla y las cenas familiares unidas, y sin móvil?

No sé. Hay un proyecto de ficción para más adelante, pero es más coral.

Aunque pase de los 50, he leído que le hicieron un test y que tiene 39 años de edad biológica. ¿Reírse de uno mismo rejuvenece?

Eso me dijo la bióloga que me hizo la prueba: que más que tomar antioxidantes o cuidar la alimentación, reírse y pasártelo bien en la vida es el antienvejecimiento más influyente. ¡Me lo dijo una científica!

¿Usted ríe por oficio, o por devoción?

Río porque me gusta, cuando ocurre algo. ¿Dónde me río más, haciendo humor o en la vida? ¡Es que con la vida nunca puedes competir!

¿Por dónde van las líneas generales del especial de Nochevieja de 2016?

Va a ser una historia totalmente nueva. No me centraré en una película como hilo conductor, que es lo que he hecho otras veces. En esta ocasión quiero crear una ficción ex profeso. Para esta Nochevieja pretendo hacer una historia totalmente original.

Que dice Esperanza Aguirre que por qué le tiene manía…

¡No! Eso es mentira…

Bueno, dice que le saca siempre en el coche llevándose a todo el mundo por delante…

¡No! Eso es una afirmación maliciosa que usted me hace…

¿Sabe que mucha gente ve en los debates a José Mota en vez de a Pablo Iglesias? Se comenta de las últimas campañas…

¿Se parece mucho al personaje que hago de Pablo Iglesias?

Bastante…

Usted no imita ni a Pedro Sánchez, ni a Albert Rivera. ¿Son sosetes para el show?

Con la imitación pasa lo siguiente: siempre hay otro cómico que saca una buena imitación y rompe el precinto de seguridad. Parece que Pedro Sánchez y Albert Rivera no tienen detalles específicos de sus maneras de hablar, pero eso es mentira; todos tenemos algo, aunque en estos casos sea menos acentuado. Todos somos parodiables, igual que todos podemos ser objeto de que nos hagan una caricatura.

Sin embargo, Rajoy y los chuches le dan mucho juego…

Bueno, una vez hice un sketch donde salía esto…

¿Qué imitación no le sale?

Me imagino que muchas. Pero insisto en que me resulta siempre más interesante el contenido que el continente. Mi intención no es sólo que una imitación esté bien hecha, sino que transmita bien lo que estoy queriendo contar.

Y cuando de mil sketches salta una polémica, ¿le parece justa la virulencia de los indignados 2.0?

¿Comprende esa polémica? Porque yo no la entiendo…

Pues la verdad es que ayer volví a verla, y no la entiendo. Sinceramente, creo que es usted de los “periodistas” que más veces ha puesto sobre las tablas los problemas de la sanidad pública española.

Yo soy un defensor de la sanidad pública. Cuando tengo un problema, o me voy a La Paz o al Ramón y Cajal. Voy a la sanidad pública porque creo en ella, y soy defensor a ultranza de ella y de todos sus profesionales. Es un tesoro que tenemos, que no deberíamos perder nunca.

Además, en el caso de este sketch, es que es llamativa la desproporción de la crítica…

A mí no me ha preocupado nada. No entiendo cómo se ha podido formar una bola con eso, porque yo ahí no veo nada. No lo entiendo.

¿Con qué hechizo nos sorprenderá después de Abracadabra?

Estoy elaborando nuevos proyectos. Incluso hay por ahí algo de teatro, por ejemplo. Pero todavía no puedo adelantar mucho.

¿Dedicarse al humor es lo mismo que ser feliz?

No. Dedicarse al humor es tener más citas con lo alegre, corriendo el riesgo de que de tanto citarse uno termine por no sorprenderse, o de convertirse en un muermo… Debemos sacar a pasear de vez en cuando al niño que llevamos dentro. Si lo secuestramos, al final vienen los ayayay y los madre-mías.

¿Usted se siente el cómico de la esperanza?

Yo no trato de trascender absolutamente en nada. Me veo en la obligación de contar un poco cómo veo mis aledaños, y pasármelo bien sin ofender a nadie. Pero no voy de listillo, ni de moralista con nada. No es mi estilo. No me gusta.

¿Cómo qué personaje le gustaría pasar a la memoria de España cuando el que esté en el tanatorio –uno de sus escenarios fetiche- sea usted?

Como alguien que intentó ser buena gente. En mi escala de valores, la bondad está muy por encima de la inteligencia. Cada vez valoro y me interesa más la bondad de la gente. La inteligencia la admiro. A la bondad, la abrazo.

¿Merece pasar uno a la memoria? ¿No lo merecen más esos profesionales que están en los hospitales del mundo, que avanzan sin hacer ruido y son ejemplos a seguir porque ayudan a los demás sin esperar nada a cambio?


REBOBINANDO

Especialmente desde el fin de año de 2015, con Un país de cuento, José Mota dejó de ser humorista para convertirse en el presentador, director y guionista de los telediarios más vistos, más aplaudidos y más realistas de España.

Si la labor de un periodista es informar, formar y entretener, Mota hace triplete en cada uno de sus telediarios. Nos cuenta lo que pasa o lo que ha pasado, sin miedo a cabrear a nadie. Poniendo el dedo en la llaga. Y dejando que se desangre el mal hasta que se vean los huesos del sentido común.

Si la labor de un telediario de una televisión pública es contar lo que sucede, sin aditivos, los ingredientes de Mota lo consiguen a la perfección.

¿Dónde se ha visto un político corrupto mejor retratado que en el Deluxe de Jorge Javier Mota?

¿Dónde se han oído las preguntas más directas al Fran-Nicolás-De-Los-Ojos-Entornados que en aquélla entrevista de Jordi Mota?

¿Dónde se ha reflejado con tanta claridad una reunión de partido, o de Consejo de Ministros que en aquél saca-la-bola-cuenta-la-trola?

¿Qué telediario ha presentado mejor a Artur Mas?

¿Qué Master Chef ha sido capaz de reflejar mejor quién es Esperanza Aguirre, y quién es Pablo Iglesias?

 ¿Qué banda sonora del periodismo es el mejor reflejo del adiós al bipartidismo que aquél pactando-pactando?

¿Qué Informe Semanal ha presentado mejor a la España sociológica, a la España mediática, a la España de la crisis, de los despidos, la crisis de la sanidad pública, el agobio ciudadano para llegar a fin de mes, el hastío político…?

Los telediarios de ficción de José Mota superan claramente al periodismo de realidad, y, encima, un buen porcentaje de las audiencias de España se va a la cama con una sonrisa de tontos con aroma de eneldo, pero con sensación de que somos más opinión pública que la que diseñan las escaletas oficiales de televisiones teledirigidas telesubjetivas telepagadas por todos…

Reírse con Mota es una manera distinta de reflexionar. Sobre nuestra política y nuestra sociedad. Sobre nosotros. Y también sobre el papel de los medios de comunicación. Ojo, porque igual el Modo-Mota es el nuevo género narrativo que el periodismo está buscando para reconquistar la confianza. Igual.

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