Nieves Herrero lleva años ‘vigilando’ el domicilio de uno de los testigos clave del crimen de los Urquijo para desentrañar el misterio

El crimen de los Urquijo, que conmocionó a la opinión pública española hace más de 25 años, y aún no ha sido desvelado del todo, es objeto aún de las pesquisas de la periodista Nieves Herrero, que no ceja en su empeño de conseguir el testimonio de unos de los implicados en el caso.

La madrugada del 1 de agosto de 1980, un grupo de cuatro personas se introdujo en el chalet de Somosaguas (Madrid) donde en ese momento dormían María Lourdes Urquijo Morenés y Manuel de la Sierra y Torres, los Marqueses de Urquijo y los asesinaron. Más de 25 años después aún hay periodistas que persiguen alguna nueva pista que ayude a desvelar uno de los misterios de la crónica negra española.   El Confidencial Digital ha podido saber que la periodista Nieves Herrero, es una de las profesionales que quedó prendada por el triste final de los Marqueses, y los puntos oscuros que envolvieron la investigación de ese final. Las mismas fuentes aseguran que Herrero, quien presenta en la actualidad el magazín “Hoy por ti” de Telemadrid, no ha olvidado el caso.   Un edificio del centro Madrid, morada de uno de los personajes principales del caso, es objeto periódico de las investigaciones de la periodista, quien no ceja en su empeño de contactar con alguno de los protagonistas de esta historia. Al parecer, Herrero confía en que pasados los años -y prescrito el delito- algunos de los que participaron en el mismo pueda estar dispuesto a revelar lo que sabe.   La Policía investigó a fondo el escenario del crimen y reconstruyó los pasos que dieron los asesinos. Las pesquisas concluyeron con que, al menos, hubo cuatro personas en la casa aquella noche y que actuaron como profesionales. Pero ni el móvil del crimen ni las identidades del grupo completo han sido desveladas.   El 27 de julio de 1988, el principal sospechoso condenado, “Rafi” Escobedo, yerno de los Marqueses, apareció ahorcado de unas sábanas en el penal de El Dueso (Santoña), donde cumplía una pena de más 50 años de prisión. Su muerte fue atribuida posteriormente al envenenamiento por cianuro.   También fueron acusados un amigo de Escobedo, Javier Anastasio, como coautor, y Mauricio López Roberts, como encubridor. En diciembre de 1987, Anastasio, tras cumplir el tiempo máximo en prisión preventiva, aprovechó la puesta en libertad para fugarse a un país de Suramérica. Meses más tarde “fallecía” Escobedo. En febrero de 1990, López Roberts fue condenado a diez años de prisión.

 

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