Pedro J. Ramírez puede acabar en los tribunales como Jiménez Losantos: el juez Ruiz Polanco se plantea presentar una demanda

Si Federico Jiménez Losantos se ha sentado ya dos veces en el banquillo en los últimos tiempos (ha recibido dos sentencias condenatorias), algo parecido puede pasarle ahora a su amigo Pedro J. Ramírez, director de El Mundo y colaborador destacado en el programa “La Mañana” de la COPE.

Según informaciones recogidas por El Confidencial Digital en fuentes jurídicas, el magistrado de la Audiencia Nacional Guillermo Ruiz Polanco se plantea proceder contra él por los juicios emitidos en el artículo “ETA o la fertilidad”, publicado en El Mundo el domingo 3 de julio, que criticaba la concesión de permiso carcelario a la etarra Elena Beloki para someterse a un tratamiento de fertilidad.

En ese artículo, Pedro J. Ramírez ponía en cuestión la moralidad de los magistrados que dictaron la resolución, e incluso se preguntaba si habían “bebido demasiado”, pero sobre todo la emprendía con el juez Ruiz Polanco, que fue ponente de la resolución, hablando de “frivolidad”, de “falta de equidad”, de “estulticia argumental” y de no velar por las víctimas del terrorismo.

Además, dirigía calificativos personales al juez, llamándole “pimpollo”, y afirmando que su presencia en la Audiencia Nacional “haciendo de las suyas” (tras ser expedientado por la excarcelación de un etarra como consecuencia de un olvido) se debe a un “enjuague”, gracias a la protección de Gómez Bermúdez y de José Merino. Le califica de “atrabiliario ponente mamporrero” y sugiere que podría presentar a la criatura que dé a luz la etarra Beloki

De acuerdo con las fuentes a las que ha tenido acceso ECD, Guillermo Ruiz Polanco tomará una decisión esta misma semana, después de mantener en los próximos días algunos contactos previos con personas del ámbito jurídico y de la propia Audiencia Nacional.

Párrafos más destacados del artículo

Reproducimos a continuación algunos de los párrafos del artículo de Pedro J. Ramírez  “ETA o la fertilidad”, que podría provocar su citación ante los tribunales como imputado:

-(Tras citar a los tres magistrados que dictaron la resolución, Guillermo Ruiz Polanco, Alfonso Guevara y María Ángeles Barreiro) “¿Qué ropajes morales recogieron la mañana en cuestión estas tres señorías en la sala de togas? ¿Se desvistieron allí accidentalmente de toda sensibilidad humana o es que ya se la habían olvidado en casa? ¿Habían dormido mal? ¿Habían bebido demasiado?”

-Es “una ocurrencia, una necia frivolidad del ponente -Ruiz Polanco- respaldada por el extravagante conformismo del otras veces firme presidente de la sala -Guevara- y por la pasividad de la tercera en concordia -Barreiro-”.

-“Es humillante, es ofensivo, es un insulto a la inteligencia, un agravio a las víctimas y un ultraje al mero concepto de equidad”.

 

-“Es tal la estulticia argumental, tal la insoportable levedad del auto, tal la tomadura de pelo, la befa y el escarnio que laten tras este episodio que es imposible quedarse ya de brazos cruzados... Hay que meterle mano a la Justicia, empezando por la jurisdicción penal, empezando por la Audiencia Nacional”.

-“Lo han hecho con un auto irrecurrible ante el Supremo y sin margen jurisprudencial alguno para que las víctimas acudan en amparo ante el Constitucional. En España nadie vela de verdad por ellas”.

-“Para mayor inri resulta que el tal Ruiz Polanco nunca debió haber tenido la oportunidad de resolver sobre este caso” (cita el expediente disciplinario de 2004, que acabó en un año de suspensión y pérdida de la plaza).

-“¿Cómo es posible que un cuatrienio después nos encontremos de nuevo a este pimpollo haciendo de las suyas en el mismo tribunal especial, cuando para poder acceder a sus plazas se requieren ocho años de permanencia en el orden jurídico penal?

Muy sencillo: porque Ruiz Polanco contaba con la protección del presidente de la sala, Javier Gómez Bermúdez, y el íntimo amigo de éste en el Consejo, José Merino, les cocinó a ambos un dictamen según el cual sería posible permanecer en ese escalafón aun estando apartado del mismo por sanción. Surrealista”.

-“Desde que se le computó a Eligio Hernández su etapa de gobernador civil como años de ejercicio efectivo del derecho para poderle nombrar fiscal del Estado, no se había visto un enjuague semejante”.

-El día del alumbramiento del hijo de Beloki, “la magistrada podría ejercer de comadrona, el presidente de la sala proponerse como padrino y el atrabiliario ponente mamporrero mostrar desde el balcón la criatura, anunciando que por fin un tribunal español habrá logrado el milagro de obtener vida de la muerte. ¿O no están para eso nuestros jueces?”.

Foto: Diario El Mundo

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