Moncloa restablece relaciones con Casimiro G.-Abadillo

Rajoy y Cospedal levantan el veto a El Mundo tras la salida de Pedro J. Ramírez

Han autorizado entrevistas a ministros y cargos del PP, hasta ahora prohibidas. “Mi error fue reunirme cuatro horas con Bárcenas”, la confesión del ex director cesado

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Pedro J. Ramírez y Mariano Rajoy en la presentación de 'El Primer Naufragio'.

El Gobierno y el Partido Popular han levantado el veto al diario El Mundo. Se pone fin así a un periodo de tensiones y de relación inexistente. La salida de Pedro J. Ramírez y la llegada de Casimiro García-Abadillo a la dirección del periódico han permitido la vuelta a la normalidad.

Desde que el PP ganó las elecciones en noviembre de 2011, la relación entre Mariano Rajoy y Pedro J. Ramírez fue de mal en peor. El periodista le reprochaba en las páginas de El Mundo ser el presidente del Gobierno más alejado de la realidad y de la calle; Rajoy le respondía con el silencio y la distancia.

A principios del pasado año 2013, Moncloa comenzó a analizar informaciones, artículos de opinión, editoriales y comentarios en radio de Pedro J. Ramírez. El equipo del presidente llegó a la conclusión de que lo que buscaba el director de El Mundo era provocar la dimisión del presidente:

“A Pedro J., ni agua. No le vamos a ayudar en nada”, “quiere cargarse a Rajoy. Su apuesta es Aznar”. Estos comentarios se escucharon en un briefing con periodistas en boca de una de las personas más cercanas al presidente. Rajoy llegó a manifestar en privado que Pedro J. Ramírez quería “cargarse a un presidente del Gobierno porque no le hace caso”.

Fue en el verano de 2013 cuando la tensión entre Rajoy y Pedro J. alcanzó su punto álgido:

-- El día 8 de julio, Pedro J. Ramírez publicó ‘Cuatro horas con Bárcenas’, relatando una reunión que tuvo con el ex tesorero del PP actualmente en prisión. El director de El Mundo aceptó encontrarse con él en Madrid después de haberlo rechazado otros periodistas como Carlos Herrera o Federico Jiménez Losantos.

Fuentes cercanas a Rajoy a las que ha tenido acceso El Confidencial Digital aseguran que ese artículo de Pedro J. fue, para el presidente, una evidencia de que el director de El Mundo “prefería reunirse con un presunto delincuente” y hacer todo lo posible para cargarse al inquilino de La Moncloa.

-- Menos de una semana después de aquellas ‘Cuatro horas con Bárcenas’ llegó la ‘bomba’ informativa: los SMS que Mariano Rajoy había enviado a Luis Bárcenas y a su esposa aparecieron en la portada de El Mundo, en la edición del 14 de julio de 2013.

La publicación de estos mensajes de móvil sentó especialmente mal tanto a Mariano Rajoy como a María Dolores de Cospedal. Pedro J. Ramírez había traspasado –concluyeron entonces en Moncloa- la legítima crítica a la gestión del Gobierno y comenzaba a poner en duda su honorabilidad.

Maniobra para ‘cargarse’ a Pedro J.

 

Había ido demasiado lejos. El pasado mes de octubre se conocieron los primeros movimientos auspiciados desde Moncloa para defenestrar al director de la cabecera, que incluyeron gestiones en Italia con los directivos de RCS MediaGroup, los dueños de Unidad Editorial.

En España, el Gobierno y el PP optaron por romper desde ese momento cualquier contacto con el diario El Mundo. Los periodistas del diario no podían entrevistar a ningún ministro ni a ningún dirigente del PP, fuera nacional o regional. La consigna llegó a todo el partido: nadie del PP debía colaborar con el diario que dirigía Pedro J. Ramírez.

A partir del verano, las relaciones entre el Gobierno y el periódico El Mundo quedaron rotas de manera irreversible. Los periodistas acudían a La Moncloa y a la sede nacional en la calle Génova, a las ruedas de prensa de la vicepresidenta o de la secretaria general, pero no se les permitía entrevistar a ningún dirigente. Bajo ningún concepto.

El veto a El Mundo se ha mantenido en los últimos meses, según explican a El Confidencial Digital fuentes del PP, y ha provocado momentos especialmente difíciles para algunos periodistas de la redacción de Unidad Editorial.

Los profesionales que cubren la información nacional no tenían acceso a declaraciones oficiales. Una de las más perjudicadas fue, por ejemplo, Esther Esteban, que no pudo entrevistar a dirigentes populares durante un largo periodo de tiempo.

En el cuartel general del PP también vivieron momentos incómodos, según relatan a ECD fuentes cercanas a la dirección. “El Mundo no llamaba y no ponía la versión del PP en las informaciones”, aseguran. Eso llevó a algunos cargos a tener que pasar noches en vela para consultar la edición en Orbyt del periódico que salía al día siguiente, en cuanto estuviera disponible.

La llegada de Casimiro García-Abadillo

El relevo en la dirección de El Mundo que se dio a conocer el pasado mes de enero fue interpretado en Moncloa y en Génova como el punto de partida para recomponer las relaciones entre las dos partes. Y así ha sido.

Todo ha cambiado. Desde el PP entienden que el cese de Pedro J. Ramírez ha moderado los ataques a Rajoy y Cospedal. En el Gobierno, además, definen a Casimiro García-Abadillo como “un gran profesional”. Valoran que maneja información propia y que dispone de buenos contactos no sólo en Presidencia del Gobierno, sino también en el Partido Popular y en algunos Ministerios.

El Ejecutivo y el PP han decidido, por todo lo anterior, levantar el veto a El Mundo. Ya se han realizado entrevistas en sus páginas a algunos dirigentes, como a Arantza Quiroga. Incluso se está preparando algún encuentro con ministros. Los periodistas de Unidad Editorial acuden ya a Génova sin ninguna restricción.

[OBJECT]“Mi error fue reunirme con Bárcenas”

Pedro J. Ramírez ha analizado durante las últimas semanas los motivos que llevaron a su cese al frente de El Mundo. Lo ha comentado con personas de su confianza y ha llegado a la conclusión de que sus problemas comenzaron en julio de 2013. Así lo va diciendo:

-- “Mi error fue reunirme cuatro horas con Bárcenas”, ha lamentado en privado.

El ex director considera que se equivocó acudiendo a la llamada del ex tesorero y admite que tenía que haber hecho como otros periodistas con los que también contactó: ignorarle.

En esas explicaciones, Pedro J. Ramírez aporta un argumento nuevo, desconocido hasta ahora, que desvela un grave efecto colateral que provocó la difusión de los SMS entre Rajoy y Bárcenas. Al día siguiente de la publicación de los mensajes, el diario El Mundo perdió unos 10.000 ejemplares de venta directa en quiosco, según los informes auditados por la OJD.

Ese dato pudo ser utilizado por Unidad Editorial para forzar su salida. Pedro J. se estaba alejando de su principal activo: sus lectores.

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