Por qué el ministro Fernández Díaz no cesó a “la célula”, los asesores de Rubalcaba en Interior
Nada más llegar al ministerio del Interior, Jorge Fernández Díaz se sentó en el despacho que antes ocuparon Antonio Camacho y Alfredo Pérez Rubalcaba y designó a sus colaboradores más cercanos: secretaría de Estado de Seguridad, secretario general de Instituciones Penitenciarias, director de comunicación, jefe de gabinete…
Una vez conformado su equipo, le tocó el turno a la Policía Nacional. El ministro llegó a la conclusión de que el cuerpo estaba ‘politizado’, por lo que nombró un nuevo director general, con el consiguiente relevo en cadena de los comisarios principales.
El tercer asunto que abordó fue la situación en la cúpula de la Guardia Civil. Había que nombrar un nuevo director, ya que el anterior Gobierno había optado por un mando único, y designó a por Arsenio Fernández de Mesa. Y ése fue el único relevo en la Benemérita.
Tal y como en su día contó ECD, el ministro decidió no tocar a ningún alto mando de la Guardia Civil, sino continuar con los mismos hombres que en la etapa socialista. “Señores, confío en todos vosotros para acabar con ETA”, fue el mensaje que les transmitió en su primer encuentro cara a cara –léalo aquí-.
Y tampoco tocó a los mandos de la Guardia Civil que forman el equipo de asesores directos del ministro en materia de terrorismo.
Le cuentan a El Chivato que la decisión tiene un porqué: esos profesionales son los mayores expertos en la lucha antiterrorista, un asunto de especial prioridad para el ministerio. Se les considera profesionales, sin partidismos.
Conocidos como “la célula”, trabajaron con Rubalcaba, por lo que en algunos ámbitos se les ha acusado de estar perjudicando al actual ministro. Sin embargo, El Chivato escucha de un asesor de Fernández Díaz que esos cargos de la Guardia Civil que trabajan en Interior son funcionarios con un amplio sentido del deber, que aprendieron en la academia lo que significa ser guardia civil: un servidor del Estado.
