Las urgencias del hospital Virgen del Rocío de Sevilla funcionan mal: saturación, falta personal y pidiendo limosna en la sala de espera

La presente va dirigida a tres personas: Presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves; Consejera de Salud, Mª Jesús Montero; y Director Gerente del Hospital Virgen del Rocío, Joseba Barroeta Urquiza. A los tres les quiero dar mi enhorabuena. Enhorabuena por tener unas urgencias tercermundistas en este hospital. No se preocupen, sus sueldos, coches oficiales y viviendas de lujo sí que son de una primera potencia mundial.

Hace poco, lamentablemente, volví a visitar este lugar, siendo invitado por el mismo personal de urgencias (ellos son los más perjudicados por esto, y prueba de ello son las pegatinas de protesta de ellos mismos que decoraban las consultas) ante mi queja a que rellenáramos los pacientes y familiares las correspondientes hojas de reclamaciones (como si fuera aquello un bar). Por imaginarme dónde van a parar tales hojas de reclamaciones, me decido a escribir esta carta para que sus destinatarios se den por enterado con toda seguridad.

Era un día laborable de julio (auque allí debe dar igual que sea laborable o no, lamentablemente aún no podemos elegir el día o el mes de ponernos enfermos) apreciándose una considerable falta de personal con su correspondiente saturación de las instalaciones, "aparcándose" las camillas y sillas de ruedas allí como si fueran mercancías, a la espera de la interminable llamada para la consulta. Allí se dan escenas que vemos por televisión de epidemias y guerras en naciones subdesarrolladas. Como guinda del pastel es habitual ver a personas en la sala de espera pidiendo limosna a los enfermos y familiares, con el correspondiente enfado y violencia de estos individuos cuando alguno nos atrevemos a decirles que no es sitio para molestar a la gente que no está allí por gusto.

Hace unos días vi al Alcalde dándose un paseito en el ruidoso Metrocentro por la Avenida. Invito al Sr. Monteisirín a que cuando se aburra se pase una tarde por las urgencias de dicho hospital (me cuentan que el Macarena está igual), para ver lo bien que se está allí echando la tarde (o el día completo), y para que se lo cuente a los compañeros de su partido en la Junta de Andalucía, que creo que algo tienen que ver en eso de los Hospitales públicos.

También me llama la atención que en pueblos sevillanos como Villamanrique de la Condesa, en pleno siglo XXI, no exista una simple ambulancia (no se si aquí tiene competencia la Diputación Provincial o la Junta, o ambos) ni un médico a partir de cierta hora del día. Está en juego la vida de muchas personas por esta omisión de un derecho que creo simple, como es el de tener una ambulancia en su localidad. Desgraciadamente en mi familia ya conocemos esa ausencia de este medio con resultado de muerte.

Quiero agradecer enormemente a los manriqueños D. Manuel Béjar González, y a Pepa González Garrido "la de Tomás" y a los dos hijos de esta señora, por atender a mi padre y por la decisión de llevarlo por sus propios medios a Sevilla, ante la segura tardanza de la ambulancia que se tenía que desplazar desde Pilas a Villamanrique.

 

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