No hay motivos para medallas: el ministro Rubalcaba debería reducir el número de víctimas mortales en la carretera

“Esperamos que el año acabe con menos de 3.000 muertos". La frase fue pronunciada por el ministro del Interior, quien consideraba que de ser así se estarían cumpliendo los objetivos de el DGT después de las diferentes medidas emprendidas durante el año para reducir la siniestralidad en nuestras carreteras, reforma del Código Penal incluida.

Ya tenemos a Rubalcaba, como suele ser costumbre, poniéndose medallas. Por desgracia, el número de accidentes sigue siendo tan elevado en las carreteras españolas que cualquier reducción nos parece una noticia positiva, aunque hablemos que el número de víctimas mortales se acerque a las 3.000.

La entrada en vigor de sanciones más duras, que castigan hasta con penas de cárcel a los infractores, y el importante aumento de los controles de alcoholemia son medidas necesarias para conseguir que los conductores se conciencien del peligro y la responsabilidad que implica ponerse frente al volante.

No obstante, pienso que siempre sería mejor la educación que la sanción. Pero ya se ve que la primera, la educación vial no funciona entre otras cosas porque tampoco funciona la educación general.

Después estaría el ejemplo, pero si el mismo Director General va a 130 K/h por una carretera que su límite son 90, mal vamos. Si después de las contundentes medidas punitivas no bajamos más que en unos pocos, el fracaso es monumental. No hay motivos para las medallas.

 

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