A José Antonio Ortega Lara, secuestrado por ETA, que desvela en un espeluznante testimonio lo que significa resistir a la violencia: iba a dejar pistas en su cadáver

A todos los españoles de bien les causó una honda impresión las imágenes del estado físico de José Antonio Ortega Lara cuando fue liberado tras un secuestro de 532 días por parte de la banda terrorista ETA. Ahora, cuando se cumplen diez años de aquel suceso, nos llega un espeluznante y emotivo testimonio. El relato de Cruz Morcillo en el diario ABC ayuda a entender lo que pasó el empresario en aquel zulo en el que estuvo encerrado durante 18 meses. José Antonio Ortega Lara “se dedicó a anotar en papelitos mínimos datos dispares, todos aquellos detalles ‘operativos’ que él creía de interés sobre sus carceleros para dejar pistas. Pensaba en la muerte y en que su sufrimiento no fuera baldío. Había decidido introducir esas notas en sus fosas nasales para que las encontraran cuando le hicieran la autopsia. Información limitada, pero información al cabo para los investigadores”. Guinda a José Antonio Ortega Lara, el funcionario de prisiones que resistió estoicamente al desgaste y opresión de la violencia etarra. Todo un ejemplo para este país, sin lugar a dudas.

 

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