A Juande Ramos, técnico del Sevilla agredido, que hace autocrítica y valora con ecuanimidad: los energúmenos no son todos y empezaron los dirigentes

Nada más ser dado de alta después de recibir un botellazo en el derbi entre el Betis y el Sevilla, Juande Ramos se presentó en el entrenamiento de fútbol que sus jugadores estaban celebrando en la ciudad deportiva del Sevilla. El entrenador compareció ante los medios de comunicación y dio muestras de una gran sensatez y hombría de bien. En primer lugar, exculpó a gran parte de la afición del Betis. “La afición del Betis no está representada por el desalmado que ha tirado la botella. Siempre hay cuatro cafres”, dijo. Y después, hizo autocrítica: “Los que siembran vientos recogen tempestades. Los profesionales y los dirigentes somos los que peor nos hemos portado y tenemos que recapacitar porque nuestras palabras tienen mucho peso en el comportamiento de algunos que no necesitan demasiado para cometer estas barbaries”. A su juicio, "los profesionales del fútbol, desde nuestra relevancia pública, tenemos siempre que administrar las palabras, sobre todo cuando pueden derivar en situaciones conflictivas; del mismo modo, también debemos ser muy superlativos cuando son tantos los que se preocupan y te desean el bien". Hacía tiempo que no se escuchaba una intervención pública tan cuerda, juiciosa y valiente. Si fuéramos menos autocomplacientes y más honestos al valorar los propios actos –al estilo Juande Ramos- este país marcharía por unos derroteros muy distintos. Bien por el técnico sevillista, que se lleva la guinda de hoy.

 

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